Si acaso existiera, deberá ser eliminado. No es primera vez que el humo del infierno busca intoxicar la Iglesia por dentro. Sin embargo la acción del Espíritu Santo siempre prevalece.

 

 

«No se pueden atribuir al Santo Padre las expresiones singulares»

Una declaración de la Clar trata de aclarar lo afirmado sobre el “lobby gay” en el Vaticano: « En tal ocasión no se hizo grabación alguna de la conversación pero poco después se elaboró una especie de síntesis de la misma con base en los recuerdos de los participantes»

ALESSANDRO SPECIALE, VATICAN INSIDER, CIUDAD DEL VATICANO

 

Ha causado, como era previsible, un gran revuelo la publicación en un sitio chileno el domingo pasado, de los apuntes que llevó a cabo un grupo de religiosos latinoamericanos después de haberse reunido con Papa Francisco, tanto que ya se habla, aunque sea una exageración, del «fin de la luna de miel» entre el Pontífice argentino y su Iglesia.

Pero, mientras las palabras de Papa Bergoglio sobre la corrupción y un presunto «lobby gay» en el Vaticano, el origen del documento publicado sigue causando discución. Desde Bogotá, Colombia, llega una declaración de los religiosos de la Clar, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas al respecto.

La presidencia de la Clar, se lee en la declaración que lleva las firmas de la presidenta, la Hermana Mercedes Leticia Casas Sánchez, de la orden de las Hijas del Espíritu Santo, y del secretario, el padre Gabriel Naranjo Salazar, « lamenta profundamente la publicación de un texto que se refiere a la conversación tenida con el Santo Padre Francisco durante el encuentro del pasado 6 de junio», y expresa su pesar por la «confusión que esto ha podido crear».

La conversación durante la audiencia del 6 de junio pasado, explican los religiosos, «se desarrolló a partir de las preguntas hechas al Papa por los presentes». No se hizo «grabación alguna de la conversación pero poco después se elaboró una síntesis de la misma con base en los recuerdos de los participantes».

«Esta síntesis –concluye la declaración–, que no contiene las preguntas hechas al Santo Padre, estaba destinada a la memoria personal de los mismos participantes y de ninguna manera a la publicación para la cual, de hecho, no se había pedido autorización alguna». Por este motivo, «no se pueden atribuir al Santo Padre, con seguridad, las expresiones singulares contenidas en el texto, sino solo su sentido general».

 

Sin embargo, no se ofrece mayor información, por ejemplo sobre la publicación del texto en el sitio de Reflexión y Liberación, que lo publicó con una breve introducción. En un correo electrónico enviado a los medios de comunicación de Roma, los responsables del sitio defendieron su decisión de publicar el documento.Ninguna explicación

Afirmane en el mensaje que «hace algunos días» recibieron una «síntesis» de la reunión. «Nos pareció que tal texto estaba en absoluta sintonía con lo que cada día en los grandes medios de comunicación se escribe y se informa sobre todo lo que dice y escribe Papa Francisco», explicaron los responsables.  «Por estos motivos publicamos tal texto como una noticia relevante, sin comentarios añadidos y solamente con una breve presentación para subrayar la importancia de aquel encuentro».

En el Vaticano, en cambio, el único comentario al respecto ha sido el del padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede: «El encuentro del Santo Padre con los miembros de la presidencia de la Clar era un encuentro de carácter privado. No tengo, pues, ninguna declaración que hacer sobre los contenidos de la conversación».

 

Hay que analizar primero la fuente y veracidad de la información

¿Papa Francisco dijo que hay un lobby gay en el Vaticano?  
Por Jorge Enrique Mújica, LC   La «noticia» acerca de una supuesta afirmación del Papa Francisco en torno a la existencia de un lobby gay dentro del Vaticano ha poblado la prensa mundial en menos de 24 horas.  El periódico español El Mundo dio un titular así: «El Papa Francisco: 'Es verdad, en el Vaticano hay un lobby gay'» (11.06.2013). Y en la misma línea iban despachos de prensa y titulares como el The Associated Press («Pope Confirms gay lobby at work at Vatican»), el inglés The Telegraph («'Gay lobby' in the Vatican, says Pope Francis»), el francés La Vie («Le pape crée la stupeur en affirmant l'existence d'un lobby gay»), el argentino La Nación («Denunció Francisco un "lobby gay" en la Iglesia«), el americano The Huffington Post («Pope Francis: Gay Lobby Exists») o el italiano Fatto Quotidiano («In Vaticano esiste una potente lobby gay»).  Según el diario El Mundo, «El Papa habría reconocido abiertamente la existencia de un lobby gay en el interior del Vaticano» (el italiano Fatto Quotidiano acentuará «potente lobby gay» aunque no dice el porqué del «potente» ni de dónde lo sacó). Y posteriormente El Mundo pasa a citar la fuente de donde tomaron las supuestas palabras del Papa, apelando a vaticanistas consultados (de los cuales, práctica habitual, no dan los nombres) para dar peso a que son palabras verdaderas y, finalmente, relacionar la renuncia de Benedicto XVI con el tema en cuestión.  ¿Qué hay de cierto? El pasado jueves 6 de junio de 2013 el Papa Francisco tuvo una conversación privada con el equipo directivo de la «Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas» (CLAR) en el Vaticano. No era algo extraordinario sino parte de esos momentos de encuentro y acogida que el Papa Francisco está favoreciendo con muchos grupos y personas.  En esa conversación se formularon preguntas al Papa y él las contestó. No hay grabaciones de las mismas. Alguien –no se sabe quién– habría tomado apuntes y luego estos terminarían publicadas en una web chilena («Reflexión y Liberación») la cual, sin verificar la autenticidad de los mismos, los publicó atribuyéndolos al Papa: «Publicamos dicho escrito como una noticia destacable, sin comentarios adicionales, sola una breve presentación resaltando la importancia de dicho encuentro en la Santa Sede no sólo para el personal consagrado, sino para todo el pueblo de Dios», afirman en un comunicado. «Reflexión y Liberación» es un portal creado por el senador Rafael Agustín Gumucio Vives, fundador de la Democracia Cristiana en Chile, quien falleció en 1996.  Lo curioso de la atribución no comprobada de las palabras donde el Papa habría dicho lo que los medios dicen que dijo es que con el Papa sólo había seis personas y ninguna ha asumido personalmente haber tomado los apuntes supuestamente filtrados y publicados.   El portal institucional de la «Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas» (CLAR) publicó el 11 de junio por la tarde un comunicado donde se expresa que de las conversaciones no hay grabación alguna sino sólo una síntesis en base a recuerdos de los participantes. Y subraya: «No se pueden atribuir al Santo Padre, con seguridad, las expresiones singulares contenidas en el texto, sino sólo su sentido general». No dejan claro si esa síntesis aludida es la publicada en la web chilena o si se trata de otra. En todo caso, considerando que en el Vaticano estuvieron seis personas en el encuentro con el Papa, sólo ellas (y el Papa) podrían afirmar taxativamente que lo del lobby gay es verdad, cosa que no ha sucedido. Al respecto el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, se ha limitado a decir: «El encuentro del Santo Padre con los miembros de la Presidencia de la CLAR era un encuentro de carácter privado. En consecuencia, no tengo alguna declaración a hacer sobre los contenidos de la conversación».  Así pues, tenemos una «noticia» que puebla la prensa mundial en torno a un texto del que nadie se hace responsable, es decir sin autor, y que, de tenerlo, pondría en boca del Papa palabras que quizá nunca dijo o que sólo la persona en cuestión entendió así; es decir, en torno a un supuesto. A eso se añaden las elucubraciones mentales de los periodistas que hacen entrar con calzador relaciones en temas como estos con la renuncia de Benedicto XVI y que luego lo convierten en artículo o reportaje. El aderezo con adjetivos que imprimen fuerza (recuérdese lo del «potente lobby gay» de Il Fatto Quotidiano) sólo muestran que se trata del uso de palabras que crean en el lector emociones de valor, en este caso para reforzar una idea sobre una entidad que ni siquiera se conoce pues hipotética. Por lo demás, nadie va a negar que titulares que vinculan lobby y Vaticano suscitan morbo y eso genera clics en web y ventas de periódicos. Es el «arte» de los titulares y de las noticias de cierto periodismo hodierno. 

No es compatible la homosexualidad con el sacerdocio
La Iglesia católica ha revalidado en un documento que los homosexuales no reúnen las condiciones para ser llamados al sacerdocio, y por lo tanto no deben ser admitidos en seminarios y noviciados. En un breve y firme documento de tres páginas, la Congregación para la Educación Católica, de la que dependen los seminarios, zanja la cuestión.    La correcta relación con hombres y mujeres	         La Congregación sitúa esta cuestión particular en el marco de diversas enseñanzas anteriores sobre normas y orientaciones para la preparación de los futuros sacerdotes. Por la ordenación sacerdotal, el candidato queda configurado a Cristo, al que sacramentalmente representa. El documento sostiene que "el candidato al ministerio sacerdotal debe alcanzar la madurez afectiva. Tal madurez le hará capaz de ponerse en una correcta relación con hombres y mujeres, desarrollando en él un verdadero sentido de la paternidad espiritual".          Luego recuerda que desde el Concilio Vaticano II hasta hoy la Iglesia ha confirmado sus enseñanzas sobre la homosexualidad, que distingue entre actos y tendencias homosexuales. Los actos son "pecados graves", "intrínsecamente inmorales" y "no pueden ser aprobados en ningún caso". Por otro lado, las tendencias homosexuales "profundamente arraigadas" son "objetivamente desordenadas y a menudo constituyen, para quienes las sufren, una prueba". "Tales personas deben ser acogidas con respeto y delicadeza; y se evitará tener con ellas cualquier tipo de injusta discriminación".          Aun dentro de ese respeto, la Congregación aclara que "no se puede admitir en el seminario y a las sagradas órdenes a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la llamada cultura gay".          "Dichas personas se encuentran en una situación que obstaculiza gravemente una correcta relación con hombres y mujeres". El documento subraya que "no son irrelevantes las consecuencias negativas que se pueden derivar de la ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas".           La última parte de la instrucción se refiere al discernimiento de la idoneidad de los candidatos al sacerdocio por parte de la Iglesia. Recuerda que la vocación es un don de Dios, al que responde el hombre con libertad. "No basta el deseo de ser sacerdote y no existe un derecho a recibir la ordenación sagrada", sino que compete a la Iglesia discernir la idoneidad de los candidatos. El obispo o el superior mayor, antes de admitir a la ordenación al candidato, "debe llegar a un juicio moralmente cierto sobre sus cualidades", y "en caso de duda seria, no debe admitirlo".          Se indica a los directores espirituales que en sus coloquios con el candidato deben "recordar las exigencias de la Iglesia sobre la castidad sacerdotal y la madurez afectiva específica del sacerdote" y "comprobar que el candidato no presenta perturbaciones sexuales incompatibles con el sacerdocio". Los que presentan tendencias homosexuales arraigadas deben ser "disuadidos" de querer ser sacerdotes. "Sería gravemente deshonesto que un candidato ocultase la propia homosexualidad para acceder, pese a todo, a la ordenación", concluye. El documento fue aprobado por Benedicto XVI, con fecha 31 de agosto.  ------------    Por el  P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.:   Para que el llamado de Dios sea auténtico (o sea, venga efectivamente de Dios) se requiere: idoneidad física y psíquica, idoneidad intelectual e idoneidad moral. Si lo que usted llama 'atracción' hacia jóvenes del mismo sexo es sólo una tentación pasajera, tal vez propia de alguna etapa evolutiva que puede presentarse en algunas personas (esto se pone de manifiesto en que es fácilmente rechazada, no llega a perturbar la conciencia más de cuanto lo puede hacer cualquier tipo de tentación y desaparece con el tiempo), no parecería haber ningún problema. Pero si en cambio se trata de una 'inclinación' propiamente dicha, firme y arraigada, fuente constante de tentaciones, aunque no estemos ante una persona abiertamente 'homosexual', sin embargo, tal inclinación es signo de que no hay idoneidad moral (Puede leer al respecto de Pablo VI: Sacerdotalis coelibatus, especialmente el n. 64; y de Pío XI: Ad Catholici sacerdotii, especialmente el n. 55).  Para el sacerdocio es fundamental la vida del celibato y la posibilidad de vivirlo con serenidad y sin dramaticidad. La tendencia homosexual es una desviación de orden afectivo y si es consentida se convierte en pecado grave contra la castidad (ya sea de pensamiento o de obra). Es claro que es un signo de manifiesta falta de idoneidad para la vida consagrada (no sólo por el hecho de que el seminarista, el sacerdote o el religioso convivirá con personas de su mismo sexo lo que sería para él 'ocasión próxima de pecado', sino porque esta desviación es en sí un desvío afectivo). El Papa Juan Pablo II ha abordado en varias ocasione este tema. Creo que es muy importante lo que ha dicho en el discurso a un grupo de obispos del Brasil el 5 de setiembre del 2000: 'Es mi deber encarecer una renovada atención a la selección de las vocaciones al Seminario, poniendo todos los medios a disposición para lograr un adecuado conocimiento de los candidatos, en particular desde el punto de vista moral y afectivo... Que ningún obispo se sienta excluido de este deber de conciencia. Tendrá que rendir cuentas directamente ante Dios... Sería lamentable que por una malentendida tolerancia, se admitiera a la ordenación a jóvenes inmaduros o con evidentes signos de desviaciones afectivas, que como es tristemente conocido pueden causar grave escándalo en la conciencia de los fieles y daño evidente para toda la Iglesia'. Por ello, recordó que 'la fidelidad a la doctrina sobre el celibato sacerdotal por el Reino de los Cielos debe ser considerada con gran estima por la Iglesia'. Y especialmente, insistió, 'cuando se trata de discernir en los candidatos al sacerdocio la llamada a una entrega incondicional y plena... Es necesario recordarles que el celibato no es un elemento extrínseco e inútil una superestructura a su sacerdocio, sino una conveniencia íntima para participar en la dignidad de Cristo y en el servicio de la nueva humanidad'.  La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con fecha de 16 de Mayo de 2002 dio una clara 'Respuesta a cuestiones sobre la Ordenación de Homosexuales' (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Respuesta a cuestiones sobre la Ordenación de Homosexuales, 16 de mayo de 2002, Prot. n. 886/02/0. Firma Jorge A. Cardinal. Medina Estévez, Prefecto):  'La Congregación para el Clero ha enviado a esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos una carta de su Excelencia, pidiéndonos que clarifiquemos la posibilidad de que hombres con tendencias homosexuales puedan recibir la ordenación presbiteral. Esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, consciente de la experiencia resultante de muchas causas instruidas con el propósito de obtener la dispensa de las obligaciones que derivan de la Sagrada Ordenación, y luego de debida consulta con la Congregación para la Doctrina de la Fe, expresa su juicio como sigue: la ordenación al diaconado y al presbiterado de hombres homosexuales u hombres con tendencias homosexuales es absolutamente desaconsejable e imprudente y, desde el punto de vista pastoral, muy riesgoso. Una persona homosexual, o una con tendencia homosexual no es, por consiguiente, apropiada para recibir el sacramento de las Sagradas Ordenes' .

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