La situación de la libertad religiosa en el mundo no está mejorando; el panorama que muestra el Informe de 2011 de Ayuda a la Iglesia Necesitada (una fundación pontificia que desde hace décadas monitorea las violaciones de las libertades de los creyentes en todo el planeta) es desconsolador.

 

Presentaron el XI informe de la investigación que lleva a cabo Ayuda a la Iglesia Necesitada

 

Una imagen de tintes oscuros, sugirió hoy durante la presentación del Informe el embajador italiano ante la Santa Sede, Francesco Greco, se debe al hecho de que la atención se está concentrando cada vez más en el argumento. Es decir, vemos lo que hace algunas décadas pasaba casi inadvertido.

 

Sin embargo, es innegable, según Ayuda a la Iglesia Necesitada, que con respecto a 2010 «no ha habido mejoras en la mayor parte de los países en los que ya se había verificado algún tipo de violencia anti-religiosa». En la mayor parte de estos casos, los cristianos son los «más expuestos a las discriminaciones y a la persecución», aunque no se trata del único grupo religioso que debe pagar el precio de la propia fe, pero es un hecho que «las diferentes denominaciones cristianas son las que hoy sufren con mayor intensidad a causa de limitaciones a la libertad religiosa».

 

Si hace algunos años los protagonistas de esta poco envidiable realidad parecían ser los países de Asia, el informe de 2011 indica que en África está aumentando la persecución y la violencia. No se trata solo de la inestabilidad y el crecimiento de los partidos islámicos que se han dado tras la “primavera árabe”.

 

Aquel, que era un movimiento que nació con las peticiones de mayor democracia, mayor libertad, mayor empleo, mayor dignidad para las personas y el final de la dictadura –como explicó el islamólogo jesuita Samir Khalil Samir durante la presentación–, ahora podría cambiar de aspecto con el protagonismo de los movimientos islámicos, «a menudo financiados por Arabia Saudita (los Hermanos Musulmanes) o por Qatar (los Salafitas)».

 

Según Samir, «la oleada del fanatismo religioso que desde hace décadas está aumentando en el mundo árabe, con un gobierno islámico puede convertirse en una realidad», y la disminución de la protección de las minorías en Egipto, Libia y, en menor medida, Túnez parece indicar esta dirección. Pero, añade el jesuita, «este radicalismo religioso es signo de una profunda frustración en el mundo musulmán», la misma que dio origen a las “primaveras”, pero, para muchos, es un «refugio en la religión, que da la impresión de tener un poco de valor y de dignidad».

 

 

Pero la verdadera situación alarmante es la que se vive en el África sub-sahariana. El director de Ayuda a la Iglesia Necesitada en el continente, Christine du Coudray Wiehe, denunció que es en esa región en donde se registra una fuerte «arabización» del islam africano, tradicionalmente tolerante y acostumbrado a la convivencia con las demás religiones. Se está dando una actitud cada vez más agresiva en relación con las minorías y también hay algunos intentos por introducir la ley islámica para todos los ciudadanos. «Los musulmanes son muy gentiles en las ciudades en las que son una minoría, pero cuando comienzan a ser mayoría, se muestran como “padrinos” y comienzan a imponer sus reglas y sus formas de vida», indicó, como ejemplo, el obispo de Ambanja (Madagascar), Rosario Vella.

 

Si el panorama es preocupante en África, en Asia las cosas no parecen ir mejor, sobre todo en países clave como Paquistán, la India y China. En la India siguen aumentando las leyes anti-conversión, con una «larguísima» lista de ataques en contra de las minorías, normalmente cometidos por los grupos que pertenecen al movimiento nacionalista de Sangh Parivar. En Paquistán, el año 2011, fue un año «terrible», empezando por los homicidios del gobernador de Punjab, Salman Taseer, y del ministro federal para las minorías, el católico Shahbaz Bhatti; además, fue el año de la incriminación de 160 personas con base en la ley anti-blasfemia, como los casos conocidísimos de de Asia Bibi, que sigue encarcelada, o el de Rimsha Masih. En China, «los inminentes cambios en la cúpula y los temores de un contagio de la “primavera árabe”» han provocado una «cantidad enorme de violaciones de la libertad religiosa», por las que muchísimos cristianos, musulmanes y budistas fueron arrestados y procesados por la fe.

 

También hay algunas señales positivas, sobre todo en Occidente (empezando por Europa), pero también en países árabes, como los Emiratos Árabes Unidos o Jordania. En Europa, por ejemplo, se advierte «una tendencia positiva en términos de consciencia sobre el tema de la libertad religiosa en la opinión pública», además de diferentes maniobras legislativas en países como Italia, Bélgica y Alemania o en el mismo Parlamento Europeo.

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