La nota en cuestión del prelado produjo un revuelo mediático que motivó una segunda reflexión por parte del obispo de Minas en la que plantea que “ya es hora de que le perdamos el miedo a ‘lo religioso’” y cuestiona si en “nombre de la laicidad, ¿no estamos discriminando a Dios?”.

 

 

El obispo de Minas, Uruguay, monseñor Jaime Fuentes, publicó recientemente una nota titulada “La misa discriminada” donde se refería a la negativa por parte de los directivos de UTE (compañía de electricidad uruguaya)de celebrar una misa en el Parque de Vacaciones de UTE en Piriápolis en el marco de un Encuentro de Familias al que asistieron unos 150 matrimonios, cualquier otra actividad estaba permitida pero Misa, no.

 

La nota en cuestión del prelado produjo un revuelo mediático que motivó una segunda reflexión por parte del obispo de Minas en la que plantea que “ya es hora de que le perdamos el miedo a ‘lo religioso’” y cuestiona si en “nombre de la laicidad, ¿no estamos discriminando a Dios?”.

 

“La aconfesionalidad del Estado, ¿no deberá ser entendida con un criterio positivo?: sin optar por ninguna, el Estado reconoce que el pluralismo religioso es un hecho social, bueno para la sociedad en su conjunto, y favorece su expresión pública”, señala el Pastor.

 

“Nos preocupa, con razón, la violencia; y el número de suicidios; y el abuso del alcohol; y de las drogas. Nos preocupa la cantidad de embarazos de adolescentes; y de divorcios… Para encontrar soluciones, ¿no habrá que empezar a desalambrar los cercos que rodean a Dios?”, interpela el obispo de Minas.

 

Monseñor Fuentes, quien se recibió de periodista y después de 6 años de ejercer la profesión, fue ordenado sacerdote, dice que “no me resulta difícil hacer compatible el sacerdocio y el periodismo. Los medios tienen una dinámica propia que siempre traté de respetar. Por ejemplo: distinguir los hechos de las opiniones; ser responsable de lo que uno dice o escribe; documentarse lo mejor que se pueda; respetar las fuentes; buscar la objetividad”.

 

Y añade: “-Bueno, puede decirme alguno, pero usted es cura; sus compromisos religiosos le impiden ser objetivo. Y le respondo que, en definitiva, todos tenemos compromisos, con Dios o con el diablo. Dicho de otra manera, que es precisamente mi responsabilidad delante de Dios la que me empuja a tratar de buscar la verdad y de comunicarla como la veo. Con esto no niego que quien no tiene fe no pueda ser objetivo, entendámonos, o que lo acuse de estar comprometido con Lucifer… Lo que digo es que pensar que la fe distorsiona la realidad es un serio error, desde el momento en que el hombre es, sobre todo, un animal religioso y sólo así se lo puede comprender a fondo”.

 

El obispo refirió que no va a presentar ninguna denuncia ante la Justicia de la discriminación sobre la que escribí sino que su única pretensión fue “llamar la atención sobre un hecho, discriminatorio en mi opinión. Pienso que ya es hora de que le perdamos el miedo a “lo religioso”.

 

Y añade: “-Bueno, puede decirme alguno, pero usted es cura; sus compromisos religiosos le impiden ser objetivo. Y le respondo que, en definitiva, todos tenemos compromisos, con Dios o con el diablo. Dicho de otra manera, que es precisamente mi responsabilidad delante de Dios la que me empuja a tratar de buscar la verdad y de comunicarla como la veo. Con esto no niego que quien no tiene fe no pueda ser objetivo, entendámonos, o que lo acuse de estar comprometido con Lucifer… Lo que digo es que pensar que la fe distorsiona la realidad es un serio error, desde el momento en que el hombre es, sobre todo, un animal religioso y sólo así se lo puede comprender a fondo”.

 

El obispo refirió que no va a presentar ninguna denuncia ante la Justicia de la discriminación sobre la que escribí sino que su única pretensión fue “llamar la atención sobre un hecho, discriminatorio en mi opinión. Pienso que ya es hora de que le perdamos el miedo a “lo religioso”.

 

Aquí la nota:

El verbo discriminar, según la Academia, tiene dos sentidos: seleccionar excluyendo es el primero; y, el otro,  dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.

Si una persona o una institución discrimina, es objeto de merecidas sanciones. Si lo hace un organismo estatal, por motivos religiosos para más datos, ¿no pasa nada?

El viernes pasado di una conferencia en el Argentino Hotel de Piriápolis. Se trataba de un encuentro de familias, al que asistieron 150 matrimonios. Originalmente, esta actividad iba a tener lugar en el Parque de Vacaciones de UTE, a pocos kilómetros de Minas: hace meses, el

Pero no fue así. Cuando los matrimonios organizadores ya tenían todo decidido, programado y anunciado, reciben una comunicación que venía desde la Dirección misma de UTE en Montevideo, en la que decían que no, que no se podía realizar esa actividad en el Parque. ¿Cuál era el motivo?

En el programa del encuentro, a una determinada hora estaba incluida la posibilidad de asistir a Misa, que se iba a celebrar en alguno de los varios locales que tiene el Parque. La Gerencia, como es natural, no había puesto ninguna objeción: iban a ocupar el hotel 300 personas durante un fin de semana, y sería una muy buena entrada económica; si quieren ofrecer sesiones de lectura del Corán o hacer meditación trascendental o celebrar Misa, ¿qué más da?

Se ve que sí, que da. Ante la negativa de los superiores, la Gerencia del Parque se preocupó de pensar en otras alternativas (contratar ómnibus por cuenta suya para que pudieran venir a Misa a Minas, por ejemplo), tan bien intencionadas como insólitas, si se piensa con un poco de sentido común. Lo que estaba firme, por órdenes de arriba, era que Misa, en el Parque, no.

Los organizadores se movieron, le dijeron chau al Parque  y contrataron el Argentino Hotel, encantado de poner a disposición lo mejor para recibir a 150 matrimonios.

¿Es o no es discriminación por motivos religiosos lo que hizo UTE? ¿Intervendrá la Justicia?

Un recuerdo para terminar. En 1998, durante la visita del papa Juan Pablo II a Cuba, el P. José Luis Ponte y yo (él había ido enviado por una revista española; yo, por radio Nuevotiempo), celebramos Misa en el hotel Habana Libre, donde funcionaba la sala de prensa. Sólo recibimos facilidades, por parte del hotel, para prepararla y celebrarla. Además de periodistas, asistieron varias empleadas y empleados del hotel que, al terminar la Misa, no paraban de darnos las gracias: estaban felices. Fue en el hotel Habana Libre, repito.

 

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