Ángelus del Papa Francisco, 26 de diciembre, festividad de san Esteban.

«Nosotros podemos mejorar nuestro testimonio mediantela caridad hacia los hermanos, la fidelidad a la Palabra de Dios y el perdón. Caridad, Palabra y perdón». Así ha comenzado el Papa el rezo del Ángelus este 26 de diciembre, festividad de san Esteban. Recordando la figura del «protomartir», porque fue el primer mártir de toda la historia católica, san Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles; habló y defendió muy bien a Jesús, que entre los judíos generó cierto desconcierto.

Ángelus

«Ayer celebramos la Natividad del Señor, y la liturgia, para ayudarnos a acogerlo mejor, prolonga la duración de la fiesta hasta el 1 de enero: durante ocho días, los días de la Octava de Navidad», ha explicado Francisco. Por eso, la liturgia «parece querer alejarnos del mundo de las luces, los almuerzos y los regalos en el que podemos estar algo entregados estos días. ¿Por qué? Porque la Navidad no es la fábula del nacimiento de un rey, sino la venida del Salvador, que nos libra del mal tomando sobre sí nuestro mal: el egoísmo, el pecado, la muerte. Y los mártires son los más parecidosa Él».

Vencer el mal con misericordia

De hecho, ha subrayado el Santo Padre, «la palabra mártir significa testigo: los mártires son testigos, es decir, hermanos y hermanas que, con su vida, nos muestran a Jesús, que venció el mal con la misericordia. E incluso, en nuestros días los mártires son numerosos. Hoy rezamos por estos hermanos y hermanas perseguidos que dan testimonio de Cristo». En este punto, el Pontífice ha animado a interpelarnos a nosotros mismos: «¿Damos nosotros testimonio? ¿Y cómo podemos mejorar en esto? Nos puede ayudar precisamente la figura de san Esteban».

Los Hechos de los Apóstoles explican que era uno de los siete diáconos que la comunidad de Jerusalén había consagrado para el servicio de las mesas, para la caridad: «Esto significa que su primer testimonio no lo dio con palabras, sino a través del amor con el que sirvió a los más necesitados. Pero Esteban no se limitaba a esta labor de asistencia. A los que encontraba les hablaba de Jesús:compartía su fe a la luz de la Palabra de Dios y de la enseñanza de los Apóstoles».

Acoger la Palabra y comunicar su belleza

Así, ha matizado, «esta es la segunda dimensión de su testimonio: acoger la Palabra y comunicar su belleza, contar cómo el encuentro con Jesús cambia la vida. Esto era tan importante para Esteban que no se dejó intimidar ni siquiera por lasamenazas de sus perseguidores, ni siquiera cuando vio que las cosas se le estaban complicando.Caridad y anuncio, este era Esteban».

Sin embargo, su mayor testimonio es que supo unir la caridad al anuncio: «Y nos dio este testimonio cuando estaba a punto de morir, cuando, siguiendo el ejemplo de Jesús, perdonó a sus asesinos. He aquí, pues, la respuesta a nuestra pregunta: nosotros podemos mejorar nuestro testimonio mediantela caridad hacia los hermanos, la fidelidad a la Palabra de Dios y el perdón. Caridad, Palabra y perdón».

El perdón es el don más grande

Es el perdón el que dice si realmente practicamos la caridad hacia los demás y si vivimos la Palabra de Jesús. «El «per-dón» es en realidad, como la propia palabra lo indica, un don más grande, un don que damos a los demás porque somos de Jesús, somos perdonados por Él». El Papa ha pedido pensar en nuestra capacidad de perdonar, sobre todo en estos días «en los que nos podemos encontrar, entre otras muchas, algunas personas con las que no nos hemos llevadobien, que nos han herido, con las que nunca hemos arreglado nuestra relación».

Pidamos a Jesús recién nacido «la novedad de un corazón capaz de perdonar: la fuerza para rezar por quienes nos han hecho daño y para darpasos de apertura y reconciliación».

Fuente: vatican.va