OMPress / ForumLibertas.- El misionero comboniano José Juan Verdejo Alonso, natural de Plasencia, muy conocido y apreciado en Cáceres, ha llegado a España procedente de Uganda, donde vive desde hace 31 años. La sequía y la hambruna también afectan al norte de ese país, en la región de Moroto, aunque no figura como escenario prioritario para las agencias internacionales debido a la situación dramática del Cuerno de África.
«Dentro de Uganda, Karamoja se ha visto también afectada en esta crisis por estar vecina a Kenia y al nuevo Sur Sudan, y ser una zona donde la agricultura aún es pobre», explica el padre Verdejo en una carta.
«En la misión, gracias a Dios y al sistema de silos que hemos implantado para almacenar grano, la gente no ha muerto de hambre pues han ido teniendo su ración semanalmente, por lo que hemos tenido que montar toda una logística para poder llegar a todos los rincones puntualmente, y al mismo tiempo evitar que otros abusasen. Pero claro, las zonas vecinas a la misión veían que aquí había alimento y han ido muchos los que se han unido a nuestra gente. ¿Qué podíamos hacer? Pues nada, ya que dar de comer al hambriento es una prioridad. Y se ha repartido todo lo mejor que se ha podido como buenos hermanos.»

Sin comida de Unicef en las escuelas: los misioneros se las ingenian
«Hemos tenido algún problema con las escuelas de la zona (no con la de las niñas de aquí de la misión que la financiamos nosotros). Estas escuelas son en total diecisiete, que a través de un programa conjunto del gobierno y el World Food Programme (Unicef) reciben una ayuda de alimentos cada mes para dar una comida diaria a los niños porque normalmente la dieta que tienen en casa es pobre. En estos meses Unicef con la emergencia que tenía en los campos de refugiados del norte de Kenia etc. y como no podía conseguir alimentos rápidamente, ha utilizado los que tenía en almacén para otros programas (entre ellos el de las escuelas en Karamoja) mientras comenzaban a llegar los envíos de fuera que siempre tardan unos meses».
Como resultado, explica el misionero español, «en estos meses las escuelas no han recibido ninguna ayuda. Y los niños aquí, cuando llegan a la escuela no van directos a la clase, sino que primero van a ver la cocina, si no hay nada en el fuego, se dan media vuelta y se van a casa, y pasan la voz a los otros que van de camino. Las escuelas tienen que cerrar por falta de alumnos. Para evitar esto, hemos tenido que estar ahí moviéndonos en colaboración con los compañeros de otras misiones de la zona para conseguir alimentos en el sur del país donde la cosecha no ha sido mala. Pero esto ha significado tiempo, dinero y mucho diesel para el transporte, que ya sabéis que está por las nubes en todo el mundo».
Copiar el sistema de silos
Ahora gracias a Dios la gente ya ha comenzado a recoger alguna cosilla de los campos que plantaron cuando llegaron las lluvias, que este año vinieron con mucho retraso, y no podemos quejarnos. Y siempre confiando que el programa de los silos para almacenar alimento que hemos comenzado, después de la experiencia que han vivido, anime a otros a multiplicarlos en otras zonas y así poco a poco estas hambrunas periódicas vengan erradicadas. ¡Gracias por todo vuestro apoyo, y por estar siempre ahí cuando os necesitamos! Sabéis que no os olvido. No nos olvidéis tampoco.”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *