El Cardenal colombiano Alfonso López Trujillo considera que la ley española que permite el matrimonio entre homosexuales es «inhumana» y es fruto de «una extraña idea de la modernidad». En declaraciones a un diario italiano calificó la ley española de «inhumana» y «fruto de una extraña idea de modernidad». Según el cardenal, la ley es inicua y ha sido impuesta al pueblo español. «No se puede imponer cosas inicuas a los pueblos. La Iglesia hace un llamamiento con urgencia a la libertad de conciencia y al deber de oponerse», añadió López Trujillo. El purpurado agregó que ese llamamiento iba dirigido «a todas las profesiones que de alguna manera tienen algo que ver con su aplicación». El cardenal colombiano añadió que esa objeción «no es facultativa» y que todos los cristianos tienen que estar preparados para pagar un alto precio, «incluso la pérdida del puesto de trabajo». López Trujillo dijo que, además de las bodas, la citada ley aprueba la adopción de niños por parte de esos matrimonios homosexuales, «un paso más en lo absurdo que desemboca en la parte más insensata y negativa de todo». El responsable del Consejo Pontificio para la Familia aseguró que en España «una mayoría bastante reducida», en referencia al Gobierno y sus aliados, está destruyendo a la familia «poco a poco». López Trujillo recordó que el actual Papa «siempre ha dicho con claridad que esa ley es destructiva y abre el camino a la deshumanización». El pasado año, el entonces cardenal Joseph Ratzinger y ahora el Papa Benedicto XVI, afirmó a la prensa en referencia a la ley aprobada ayer en España que la decisión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero era «negativa», ya que destruía a la familia y a la sociedad. «La elección hecha en España no otorga una verdadero beneficio a estas personas, porque se destruyen elementos fundamentales de un orden de derecho», afirmó el cardenal Ratzinger en aquellas fechas. Según el por entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio,) con la aprobación de esos matrimonios se subvierte el carácter legal y moral de la familia, en cuanto que «el derecho crea la moral o una forma de moral». «Si juzgamos estas uniones más o menos equivalentes al matrimonio, tenemos una sociedad que no reconoce más la especificidad ni el carácter fundamental de la familia, la existencia del hombre y la mujer con el fin de dar continuidad -no sólo en sentido biológico- a la Humanidad», precisó.

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