El sacerdote asesinado en Utrera en la guerra civil será proclamado beato por el Papa


El papa Francisco ha aprobado el decreto que reconoce «el martirio» por «el odio de la fe» de diez sacerdotes y diez laicos…

 

La muerte le sobrevino a Miguel Borrero Picón a los 52 años de edad el 26 de julio de 1936 cuando, tras haber sido detenido 7 días antes en la plaza del Altozano por haberse interesado por varios detenidos, entre ellos el también sacerdote de Utrera, Antonio Ulquiano, recibió un disparo a bocajarro en el pecho que le hizo perder la vida al instante.

Natural de la pequeña localidad onubense de Beas este sacerdote nacido a fínales de 1873 en el seno de una familia humilde de zapateros ejerció en Utrera desde principios de 1923 cuando fue designado para el cargo de coadjutor de la Parroquia de Santa María de la Mesa.

La muerte le sobrevino a Miguel Borrero Picón a los 52 años de edad el 26 de julio de 1936 cuando, tras haber sido detenido 7 días antes en la plaza del Altozano por haberse interesado por varios detenidos, entre ellos el también sacerdote de Utrera, Antonio Ulquiano, recibió un disparo a bocajarro en el pecho que le hizo perder la vida al instante, cuando estaban a punto de entrar en Utrera las tropas del bando nacional.

El papa Francisco ha aprobado el decreto que reconoce «el martirio» por «el odio de la fe» de diez sacerdotes y diez laicos de Andalucía asesinados en 1936, por lo que serán beatificados. Tres de ellos son onubenses, los sacerdotes Miguel Borrero Picón, de Beas; el 6 de diciembre de 1873, Mariano Caballero Rubio, nacido en Alájar y Antonio Jesús Díaz Ramos de Bollullos del Condado.

El decreto ha sido aprobado por el papa después de recibir al prefecto del dicasterio para la Causa de los Santos, Marcello Semeraro, y al ser reconocido mártires no han necesitado ningún milagro al contrario que el resto de los procesos de beatificación. Además de los onubenses, entre los nuevos beatificados está Manuel González-Serna Rodríguez, nacido en Sevilla el 13 de mayo de 1880, fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1902 y nombrado párroco de Constantina el 30 de octubre de 1911.

El resto son los sacerdotes Francisco de Asís Arias Rivas, nacido en Cantilana, Sevilla; y Pedro Carballo Corrales, de Ubrique, Cádiz. También Juan María Coca Saavedra de Mairena del Alcor, Sevilla; Salvador Lobato Pérez de Algodonales, Cádiz; Rafael Machuca Juárez de Negrón de Estepa, Sevilla y José Vigil Cabrerizo de Huétor-Tájar, Granada.