Ante las ofensas, sacrilegios y abusos cometidos contra el Santísimo Sacramento del Altar, la Vida Humana en el vientre materno y el Sacramento del Matrimonio y la familia cristiana.


LA REPARACIÓN


(Etim. Latin reparare, preparar de nuevo, restaurar.)

El acto o hecho de hacer enmienda. Implica la intención de restaurar las cosas a su condición de normalidad y pureza, a cómo estaban antes de que algo malo fuese hecho. Se aplica generalmente a recompensar por las pérdidas sufridas o los daños causados por una mala acción moral.

Con respecto a Dios, significa recompensar con mayor amor por el fracaso en el amor a causa del pecado; significa restaurar lo que fue injustamente tomado y compensar con generosidad por el egoísmo que causó la injuria.

En el Antiguo Testamento se habla de reparar la Casa de Dios, el Templo.

Cristo vino para restaurar los daños del pecado en la casa de Dios que es su pueblo vivo. El se ofreció en reparación por todos nuestros pecados en la Cruz.

Razón de reparar si ya Jesús ha reparado perfectamente entregándose en la cruz por nuestros pecados. Veamos que dice San Pablo :

Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia, -Colosenses 1,24 conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, -Filipenses 3,10.

La entrega de Cristo es perfectamente meritoria pero hay que recordar que nosotros somos el cuerpo de Cristo y como tal hemos de entrar en su sacrificio. Si no reparamos con Cristo no somos cuerpo suyo.

También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo. -I Pedro 2,5

El ejemplo de los santos

Los santos saben que hay una imperiosa necesidad de interceder y reparar las ofensas y sacrilegios que tanto ofenden al Señor.


Actos de reparación, desagravio y perdón


Señor Jesús: Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos. Ante Ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda:

Perdón, Señor, perdón

– Por los sacrilegios, robos y blasfemias contra la Sagrada Eucaristía…

– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no pueden celebrar libremente la Santa Misa o se ven obligados a hacerlo en secreto por persecución…

– Por las faltas de respeto e impiedad en las iglesias y ante el Sagrario…

– Por la dejadez y abandono al dejar de asistir a la Santa Misa dominical…

– Por la omisión en tantos bautizados al rechazar la confesión y comunión por Pascua…

– Por las faltas de inconsciencia en familiares de personas moribundas al dejar que fallezcan sin la asistencia de los sacramentos…

– Por la despreocupación respecto de la primera y frecuente Comunión de los niños…

– Por las comuniones tibias y frías…

– Por las comuniones sacrílegas…

– Por los sacerdotes que celebran la Santa Misa en condiciones personales inadecuadas, o por enseñar una vida litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia…

– Por la conciliación de la Misa y la recepción de la Sagrada Comunión con vidas incoherentes y vacías de fervor…

– Por la persecución sistemática, violenta o solapada, de los sacerdotes, fieles y personas cristianas que confiesan su Fe en Cristo…

– Por los atentados contra la vida humana como el aborto, la eutanasia, el abuso, la tortura, la violencia, el terrorismo, y los atentados contra la familia cristiana y la dignidad del matrimonio…

Oración: Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer en el Sacramento hasta la consumación de los siglos para dar a tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los impíos antes de abandonar a tu Iglesia; concédenos la gracia de llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen los hombres contra el mayor de los sacramentos, danos celo eficaz para reparar los oprobios que has sufrido en este misterio inefable. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


Alabanzas de Desagravio

Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Bendito sea el nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo Esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Amen.


ORACIONES DE DESAGRAVIO

Por tanto que se ofende a Dios, hagamos reparación y desagravio. Pidamos perdón y misericordia.

Acto de desagravio

(Después de cada invocación se responde:

«te rogamos, escúchanos»)

Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.

Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas.

Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar.

Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.

Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.

Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia.

Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.

Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos

Señor perdona todos los pecados del ateismo

Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre.

Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor

Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre

Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.

Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.

Señor perdona todo desprecio a la vida humana.


ACTO DE DESAGRAVIO COMPUESTO POR S.S. PÍO XI

¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.

Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.

Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.

¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.

¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén


¡Jesús, Divino Salvador! Dígnate bajar tu mirada de misericordia sobre vuestros hijos que reunidos en un mismo pensamiento de Fe, Reparación y amor, vienen a llorar a vuestros pies sus infidelidades y la de sus hermanos, los pobres pecadores!

Que podamos, por las promesas unánimes y solemnes que haremos, tocar vuestro Divino Corazón y de él alcanzar misericordia para el mundo infeliz y criminoso y para todos los que no tienen la felicidad de amarte.

De ahora en adelante, sí, todos nosotros te lo prometemos!

Del olvido e ingratitud de los hombres,

¡os consolaremos Señor!

Del abandono en que te dejan en el Santo Tabernáculo

¡os consolaremos Señor!

De los crímenes de los pecadores,

¡os consolaremos Señor!

Del odio de los impíos

¡os consolaremos Señor!

De las blasfemias que se vomitan contra vos

¡os consolaremos Señor!

De las injurias hechas a vuestra divinidad,

¡os consolaremos Señor!

De los sacrilegios con que se profana vuestro Sacramento de amor,

¡os consolaremos Señor!

De las inmodestias e irreverencias cometidas en vuestra presencia adorable,

¡os consolaremos Señor!

De la tibieza del más grande número de vuestros hijos,

¡os consolaremos Señor!

Del desprecio que se hace de vuestras invitaciones llenas de amor

¡os consolaremos Señor!

De las infidelidades de aquellos que se dicen vuestros amigos,

¡os consolaremos Señor!

Del abuso de vuestras gracias

¡os consolaremos Señor!

De nuestras propias infidelidades

¡os consolaremos Señor!

De la incomprensible dureza de nuestros corazones

¡os consolaremos Señor!

De nuestra larga demora para amarte,

¡os consolaremos Señor!

De nuestro relajo en vuestro santo servicio,

¡os consolaremos Señor!

De la amarga tristeza en que sos abismado por la pérdida de las almas,

¡os consolaremos Señor!

De vuestra larga espera en las puertas de nuestros corazones,

¡os consolaremos Señor!

De las amargas repugnancias de las que sois saciado,

¡os consolaremos Señor!

De vuestros suspiros de amor,

¡os consolaremos Señor!

De vuestras lágrimas de amor

¡os consolaremos Señor!

De vuestro cautiverio de amor,

¡os consolaremos Señor!

De vuestro martirio de amor,

¡os consolaremos Señor!

Oración:

Divino Salvador Jesús, que de vuestro corazón dejaste escapar esta queja dolorosa: ” Busqué consoladores y no los encontré!” dígnate aceptar el pequeño tributo de nuestras consolaciones y asístenos tan poderosamente con el socorro de vuestra gracia que para el futuro, huyendo cada vez más de todo lo que podría desagradaros, nos mostremos en todo, por toda la parte y siempre, vuestros hijos, los más fieles y devotos.

Nosotros os lo pedimos por vos mismo, que siendo Dios con el Padre y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


Oración por los sacerdotes
Autor: Su Santidad Pio XII

Oh Jesús, Pontífice Eterno, Buen Pastor,
Fuente de vida, que por singular generosidad
de tu dulcísimo Corazón nos has dado nuestros
sacerdotes para que podamos cumplir plenamente
los designios de santificación que tu gracia
inspira en nuestras almas; te suplicamos: ven
y ayúdalos con tu asistencia misericordiosa.

Sé en ellos, oh Jesús, fe viva en sus obras,
esperanza inquebrantable en las pruebas, caridad
ardiente en sus propósitos. Que tu palabra, rayo
de la eterna Sabiduría, sea, por la constante
meditación, el alimento diario de su vida interior.
Que el ejemplo de tu vida y Pasión se renueve en su
conducta y en sus sufrimientos para enseñanza nuestra,
y alivio y sostén en nuestras penas.

Concédeles, oh Señor, desprendimiento de todo interés
terreno y que sólo busquen tu mayor gloria. Concédeles
ser fieles a sus obligaciones con pura conciencia
hasta el postrer aliento. Y cuando con la muerte del
cuerpo entreguen en tus manos la tarea bien cumplida,
dales, Jesús, Tú que fuiste su Maestro en la tierra,
la recompensa eterna: la corona de justicia en el
esplendor de los santos.
Amén.


Oración por los Sacerdotes
propuesta por Benedicto XVI
Año Sacerdotal

«Señor Jesús:
En San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral.
Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo.
Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno.
Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.
Haz también que en nuestras comunidades –como en aquel entonces la de Ars – sucedan aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un sacerdote sabe ‘poner amor en su parroquia’.
Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa – donde puedan encontrar siempre a tus ministros – y sepan convertir su casa así de bonita como una iglesia.
Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.
Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras, que usaba San Juan María Vianney:

‘Te amo, mi Dios, y mi solo deseo
es amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable,
y prefiero morir amándote
antes que vivir un solo instante si amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido
es aquella de amarte eternamente.
Dios mío, si mi lengua
no pudiera decir que te amo en cada instante,
quiero que mi corazón te lo repita
tantas veces cuantas respiro.
Te amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mí,
y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo’. Amén.


Oración por la Santa Iglesia y los Sacerdotes
Autora: Santa Faustina Kowalska

Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos; tu mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo (1052).
Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero, por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida (240).


Oración por los Sacerdotes
Autor: Santa Teresita del Niño Jesús

Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.
Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son más
queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido y que me dieron tu Cuerpo
y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, me alentaron y
aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud,
especialmente a…
¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón y concédeles
abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad!
Amén

Oh Dios Omnipotente
acepta a este servidor tuyo,
que siempre sea tuyo,
que siempre pueda dar un gran testimonio
y sea un gran ejemplo para las almas
que Tú has confiado a su cuidado pastoral,
y que verdaderamente desee cambiar
y desee caminar por el camino
trazado por tu Divino Hijo
e iluminado por la luz del Espíritu Santo.
María, Madre de la Eucaristía,
se para este sacerdote madre y maestra,
refugio y protección,
consolación y compañía.
AMEN

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