Claro, que los datos están marcados por la población China, en la que un 47% se define a sí misma como atea, suponiendo, aproximadamente, que son un quinto de la población mundial enmascaran los resultados. Los siguientes países más ateos son Japón, Chequia y Francia. Al margen de los datos en sí, y las críticas que puedan hacerse a la metodología, la variación de resultados entre el estudio de 2005 y el de este año, sí que deben arrojar algunos puntos de reflexión.

El Instituto Gallup acaba de publicar «su» Global Index of Religion and Atheism (Índice mundial de religión y ateismo). Cubre 57 países (73% de la población mundial) con 51.000 entrevistas. De los resultados generales podemos destacar que:

59% de la población se describe a sí misma como religiosa

23% como no-religiosa

13% como ateo

Claro, que los datos están marcados por la población China, en la que un 47% se define a sí misma como atea, suponiendo, aproximadamente, que son un quinto de la población mundial enmascaran los resultados. Los siguientes países más ateos son Japón, Chequia y Francia. Al margen de los datos en sí, y las críticas que puedan hacerse a la metodología, la variación de resultados entre el estudio de 2005 y el de este año, sí que deben arrojar algunos puntos de reflexión.

 

Para los ateos hispanos, las noticias no son buenas, entre la «oleada» de 2005 y la de 2012 han disminuido un 1%, muy lejos de sus triunfales escenarios apocalípticos. Para los «creyentes» tampoco es bueno, disminuyen un 3% (eso sí, los porcentajes está dentro del error estadístico, así que el dato aporta muy poquito).

 

De los países que más varían su religiosidad los que más me han llamado la atención son Irlanda y Suiza que muestran «pérdidas» de creyentes del orden del 20%. Un auténtico desplome. Francia no va a la zaga.

 

La Conferencia Episcopal de Irlanda ha echado balones fuera mostrando que en otros países también ocurre, en referencia a Suiza y Francia. Se les ha pasado por alto que la identificación de religiosidad con catolicismo no es tan clara allí. Es cierto que en el censo de población de 2011 el 84% se declaraba católica. Pero lo importante no es el número en sí, lo importante es el descenso. Supongo que vendrán los de siempre diciendo que lo importante no es el número, ¿no?

Me ha gustado más la postura del arzobispo de Dublín, Mons. Martin, que se limitó a constatar que «no se puede prejuzgar que la fe se transmite de generación en generación sin hacer nada» y reivindicó el valor de la educación religiosa, también para los adultos.

Conocer la situación, y asumirla, es un buen punto de partida para el «Año de la Fe» que está a punto de comenzar. Dar con las respuestas correctas requiere, siempre, hacerse las preguntas oportunas.

 

La última encuesta publicada por la EKD –Evangelische Kirche in Deutschland–, el 20 de julio, plantea un escenario interesante. De los 81,8 millones de habitantes de Alemania, el 61,4% se declara cristiano, de los cuales el 30% es católico (24,7 millones) y el 29,2 protestante (23,9 millones).

Los católicos han disminuido un 0,6%, está en línea con las estimaciones. Pero lo curioso es que los protestantes bajan el doble, un 1,2%. Si hay algún lugar en el que puede establecerse esta comparación es precisamente  es en este punto. Así que los autodenominados «católicos progres» deben estar en estado de shock buscando interpretaciones. Su hoja de ruta para la «salvación de los católicos» hace aguas. La han desarrollado con la intención de aumentar el contingente. Pero no se dieron los resultados esperados.  ¿Cual fue su mapa de ruta?

Las perennes ‘reclamaciones‘ de la progrez están contempladas. Todas:

Los pastores protestantes pueden casarse. La verdad es que, a decir de la mayoría de los progres, con esto se solucionarían todos los problemas.

El matrimonio no es un sacramento, puedes divorciarte; eso sí con motivo.

Por supuesto puedes usar gomitas, píldoras y cualquier otro anticonceptivos

Las «obispesas» son lo más ‘in‘

Puedes insultar a los católicos

Sólo es mala la presencia de los católicos en la vida pública, si se trata de estados confesionales protestantes es una bendición

La «necesaria adaptación» a los tiempos modernos parece que no da los frutos esperados. ¿O quizá sí, y eso es lo que esperan los «católicos progresistas»?

Que las causas del descenso son complicadas es tan envidente que las soluciones que proponen algunos aún, como las ya citadas son una estupidez.  La estrategia va por el sentido contrario.

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