Lima (Agencia Fides) – Tras una semana de fuertes protestas contra el proyecto minero Conga, que han causado cinco muertes en Cajamarca, el Gobierno de Perú ha mantenido un estado de emergencia en la región  y finalmente ha declarado el inicio de un diálogo mediado por la Iglesia Católica. Lo ha anunciado a la prensa local el mismo Presidente de Perú, Ollanta Humala.
El Presidente de la región de Cajamarca, Gregorio Santo, recibiió al Arzobispo de Trujillo y ex Presidente de la Conferencia Episcopal, Su Exc. Mons. Miguel Cabrejos, acompañado por el sacerdote Gastón Garatea, para acordar las modalidades del diálogo y proponer vías para la solución definitiva del problema.
Los habitantes de Cajamarca están en huelga desde hace más de 30 días para protestar contra el proyecto minero Conga, que prevé una inversión de alrededor de 4.800 millones de dólares. La población teme la contaminación de los suministros de agua locales, con graves consecuencias en sus vidas. El gobierno dio luz verde a los trabajos después de que la empresa Yanacocha (que forma parte del proyecto Conga) había aceptado al parecer, las nuevas condiciones impuestas por el Presidente de Perú, Ollanta Humala.
 Entre estas condiciones estaba el mantenimiento de dos de los cuatro lagos que se pretenden secar para extraer el oro y el cobre; la creación de una reserva de agua 4 veces mayor de lo que se propuso inicialmente; la creación de un fondo social y 10.000 puestos de trabajo. Sin embargo, la población se muestra escéptica y no confía en el cumplimiento de los compromisos por parte de las empresas mineras.
En su programa Diálogo de Fe, este sábado 7 de julio, el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, se mostró a favor de que Monseñor Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo, sea el facilitador para el diálogo entre el Estado y los protestantes que se oponen a la minería en dicha región. 
“Yo espero y bendigo la presencia de Monseñor Cabrejos en esa búsqueda de la verdad y de la dignidad de la persona humana. Ojala que veamos una luz después de estos días tan difíciles”, expresó. 
Mencionó que el diálogo puede ser un vehículo muy importante, pero destacó que este no debería convertirse en la finalidad para solucionar los problemas en Cajamarca. 
“Creo que hace falta poner orden con el diálogo y pedir a Dios para que ilumine a ambas partes. No hagamos con esto un experimento en que la última palabra sea el diálogo. No, la última palabra es la verdad, la justicia, el bien común y el llevar el bienestar a muchas personas que están en pobreza”, reflexionó. 
Afirmó también que la Iglesia nos enseña que la democracia tiene que estar sustentada en valores y que existen normas que no pueden estar en manos de ninguna mesa de diálogo ni de ninguna persona. 
“El estado de derecho, la dignidad de las personas y el respeto a la tranquilidad pública están por encima de todo. Son derechos y deberes que no están en discusión en ninguna mesa de diálogo porque son inherentes a la persona. Nadie puede apropiarse de las normas de la democracia por su cuenta”, comentó. 
“Es imposible llegar a la paz si no hay verdad. Personalmente, veo muy difícil y compleja la situación y creo que no se trata de decir Ojala que tengan suerte; sino que se trata de decir Ojala que el estado de derecho y el respeto a las leyes se plasmen en el país”, prosiguió. 
Del mismo modo, lamentó el accionar de las autoridades de Cajamarca, quienes desde hace varios meses han venido desafiando a la gobernabilidad, al derecho y al respeto de otras alternativas distintas a las de ellos. 
“Este esquema que viene utilizando la gente en Cajamarca es un esquema de violencia y destrucción que es muy conocido en el país. Tenemos que despertar a la realidad y a la verdad; abrir todos los campos de diálogo, pero sin chantajes”, manifestó. 
Expresó que “la verdad y la intencionalidad recta” tienen que estar por encima de la mesa de diálogo porque sino todo se convierte en un caos. Continuó diciendo que no puede existir igualdad de condiciones ya que uno es el Estado a través de sus representantes y el otro es un grupo de gente que se está saliendo de la democracia porque no aceptan las normas. 
Ojala que vuelva la luz y la verdad a brillar, expresó el purpurado y añadió “el tema es muy complejo. Aquí hay intereses no solo de dos partes, creo que hay muchas ONG de afuera haciendo daño al país y hasta ahora no se aclara, creo que hay un juego de empresas que no quieren que esa empresa que está ahora ahí sea la que explote ese recurso”, destacó. 
“Yo diría primero: oración; en segundo lugar: la verdad; en tercer lugar: poner un poco más de juicio y sentido común. Pero no juguemos con el país, no juguemos con la pobreza, no juguemos con los muertos”, exhortó.

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