Lo que se esconde en penumbra y tibieza, solo se remedia ante la luz del día. La vida nocturna, riesgos de una conducta aprendida.

El año 2008, la psicóloga italiana Marina Giampietro apuntó que las personas nocturnas tienen una estabilidad emocional más débil y son más propensas a sufrir depresiones y adicciones. Esto vendría a confirmar que las mentes con mayor capacidad de creación y menos tradicionales son a su vez las más frágiles ante ciertos trastornos psicológicos.

CONSECUENCIAS DE lA VIDA NOCTURNA

Al no dormir las ocho horas en la noche: cada órgano del cuerpo, trabaja más de lo necesario y esto produce cansancio, se pierde la apreciación de la realidad, los reflejos se vuelven torpes y lentos, el sistema nervioso se vuelve más vulnerable haciéndonos más irritables a cualquier situación, la mente confunde información o simplemente la olvida, y produce cúmulos de calcio en el torrente sanguíneo, produciendo con esto paros cardiacos y depresión, (el desvelo es una causa de depresión y también uno de sus síntomas).

EL CUERPO HUMANO

El cuerpo esta hecho para realizar las actividades en el transcurso del día, ya que al recibir luz solar la piel no genera melatonína, (esta hormona genera cansancio en el cuerpo) y esto ayuda a nuestro cuerpo a agudizar los sentidos, reflejos, etc.

Caso contrario en la noche , el cuerpo secreta melatonína y esto nos produce cansancio. Se dice por mucha gente que rinde más en la noche que en el día; esto se debe en realidad a la ausencia de agentes distractores o de otras responsabilidades; pero a la larga le generara problemas en el cuerpo e incluso llegando a una muerte temprana.

ISRAEL PATLAN HERNANDEZ,  Neurólogo.

El doctor Director Médico del Sanatorio Diquecito, Argentina, Rubén Salcedo, advierte: “La vida cada vez más nocturna que desarrollamos nos lleva a dormir poco y a comer mucho de noche, dos conductas que traen más riesgos para nuestra salud de los que imaginamos”.

Alteración de nuestro ciclo biológico

“Empecemos por definir qué son pocas horas de sueño. El ser humano tiene un ciclo biológico según el cual deberíamos acostarnos cuando se esconde el sol y levantarnos cuando sale. Estamos hablando de casi diez horas de sueño, y en realidad estamos durmiendo entre cinco y seis horas aproximadamente. En este marco, hoy se sabe que las personas que duermen menos de seis horas son grandes candidatas a padecer obesidad”.

“Aunque no podamos notarlo, al dormir poco se altera nuestro ‘ciclo circadiano’. Éste es el fenómeno biológico en el que algunas hormonas se producen durante las horas de luz solar y otras hormonas cuando es de noche. El problema es que durante las horas de noche prevalecen las hormonas que no gastan tantas calorías, como los corticoides; en cambio, durante el día prevalecen más las hormonas que gastan más energía, como la adrenalina. Entonces, si yo de noche funciono como si fuera de día, altero ese ciclo”.

“Más aún, el Sistema Nervioso produce hormonas estimulantes del apetito durante el día llamadas orexinas, y recientemente se ha comprobado que el consumo de alimentos ricos en grasas (como la comida ‘chatarra’ que se suele comer luego de la puesta del sol en los eventos sociales) puede alterar esa señalización, generando estas hormonas en las horas nocturnas”.

 

Un problema que afecta también a los niños

“El ocio, el sedentarismo y la falta de horas de sueño están alterando el ciclo natural también en los niños y favoreciendo la obesidad infantil”.

“En 1998, el 7 por ciento de la población infantil de Estados Unidos padecía obesidad; en el año 2000 esa cifra era del 50 por ciento. El otro extremo del ocio son los llamados ‘niños agenda’, chicos que tienen tantas actividades que terminan durmiendo igual o menos horas que el adulto, y que están igual de estresados, con las consecuencias que estamos mencionando”.

“En Chile, recientemente se ha establecido que el 60 por ciento de los adolescentes entre 12 a 15 años se sienten cansados por falta de sueño y dificultad para dormir. Estos autores han descrito que esto incide en la generación de falta de memoria y dificultades del razonamiento lógico, ya que durante las horas nocturnas se lleva a cabo desde el punto de vista fisiológico, funciones de formación de memoria y de organización mental, además del descanso muscular, ahorro de energía y reparación celular”.

“Por lo que la falta de sueño se asocia con disminución de la capacidad de concentración, conjuntamente con el aumento de peso, generando obesidad, diabetes, depresión y abuso de drogas”.

Un riesgo para la vida y la salud

“Es importante comprender que el ciclo circadiano es el ritmo biológico de la aparición de las hormonas que regulan el funcionamiento de nuestro organismo. Todo el ciclo hormonal está preparado para que, como decíamos anteriormente, comamos de día y descansemos de noche. Cuando esto se altera, aumenta la prevalencia de enfermedades cardiometabólicas, como el síndrome metabólico. Éste se caracteriza por grasa concentrada en el abdomen, predisposición a la diabetes y niveles de colesterol y triglicéridos elevados con presión arterial también elevada”.

“Y no solamente se está viendo que la falta de horas de sueño favorece la prevalencia de la obesidad sino también que está aumentando la cantidad de accidentes de tránsito, porque el hecho de dormir mal o dormir pocas horas favorece la pérdida de reflejos y de la capacidad de atención del individuo”.

“Según el Ministerio de Salud de la Nación, el excesivo sueño diurno causa el 30 por ciento de los accidentes de tránsito, y a menudo éstos están relacionados con una alta mortalidad y morbilidad”.

“Lo que se recomienda es no dormir menos de seis horas, idealmente ocho horas, para no tener predisposición a la obesidad”.

“Y hay que entender algo: no es lo mismo dormir esas horas de noche que durante el día, no se trata de dormir cuatro o cinco horas de noche y completar el resto durante la siesta, por ejemplo”.

 Algunos contextos de diversión –los que gozan de más popularidad entre los jóvenes–  han devenido poderosos espacios de socialización y educación, que forman en valores a esos jóvenes que los frecuentan. Mientras que las familias quedan excluidas del control de dichos espacios.

Las investigaciones sobre el tema muestran que hay una estrecha ínterrelación entre conductas de riesgo, consumo de alcohol y otras drogas, y contexto recreativo; de tal forma que, ciertas conductas y/o consumos, se ven favorecidos o no en función del medio donde se desarrollen las actividades de ocio.

 La praxis del ambiente familiar, aumenta la posibilidad de los riesgos: La soledad o ausencia de los Padres, más que física, en presencia afectiva y educativa de los hijos; la falta de ejemplos que estimulen la interioridad racional y emocional, debido a una conducta superficial, relativizada y sujeto a necesidades tecnológicas auto generadas: internet, movil, juegos virtuales, etc.; la disminución de la comunicación verbal, el relacionarse con el hábitat, la carencia de responsabilidades con el espacio propio y común, la ausencia de instancias de formación y recreación familiar, la ausencia de valores espirituales y éticos; el poner como parámetro de realización la vida nocturna, el consumo de alcohol, la comida en exceso, las compras adictivas, reemplazando la valoración de las personas, las muestras de afecto, la convivencia familiar, la integración de los espacios en común, la reciprocidad benéfica, etc.

Probables consecuencias y/o síntomas:

•El fracaso en la escuela y las ausencias frecuentes.

•La falta de amistades edificantes, el retraimiento ante los compañeros de clase.

•El comportamiento primario, como usar sin permiso de lo ajeno, la falta de aseo y la conducta violenta.

•Las quejas frecuentes de problemas físicos, como dolores de cabeza o de estómago.

•El abuso de bebidas alcohólicas o drogas.

•La agresión física o verbal contra otros.

•El comportamiento de exponerse continuamente a riesgos.

•La depresión, pensamientos o comportamiento suicida.

EL PROYECTO DE PREVENCIÓN FAMILIAR

La familia tiene una enorme influencia en la salud de los jóvenes y en su desarrollo social. Los conocimientos científicos indican que los factores familiares influyen en una variedad de comportamientos, en particular con respecto a los estilos de vida que van adoptando los adolescentes, tales como los espacios de ocio, la promoción de la vida nocturna, el consumo de alcohol y tabaco, y  –para una minoría de ellos–  el consumo de drogas ilegales.

Es en el seno familiar donde se deben cultivar los valores del ser humano, enseñarlo a pensar, a profundizar, a reflexionar, hacerle ver y sentir que el respeto es el guardián del amor, asi como la honradez, la generosidad, la responsabilidad, el amor al trabajo, la gratitud, etc. Es ahí en la familia, donde nos invitan a ser creativos en el cultivo de la inteligencia, la voluntad y el corazón, para poder contribuir y abrirnos a la sociedad preparados e íntegros. El amor de la familia por tanto debe también trasmitirse a la sociedad.

El amor les ayuda a cada uno de sus miembros, especialmente a los hijos, a que desarrollen todas sus potencialidades para que logren alcanzar lo más cerca posible sus objetivos en la vida:La psicología afirma que el afecto estimula el aprendizaje y desarrolla la inteligencia gracias a la sensación de seguridad y confianza que otorga y que se desarrolla lentamente a través de la infancia, la niñez y la adolescencia.

Si en tu hogar hubo un ambiente de indiferencia y egoísmo, de dureza, anarquía, pereza, de ostentación, etc. será un poco más complicado pero no imposible que puedas abrirte al amor, ya que el crecimiento y la vivencias que vayas adquiriendo a lo largo de toda tu vida, te puede ayudar a tener una visión diferente sobre este sentimiento y su forma de expresarlo. Pero hay caminos donde su puede buscar el agua viva del auténtico amor y poder cultivarlo en el matrimonio y en la familia.

Amor conyugal: El amor conyugal es un modelo de amor para los hijos que les hace creer y crecer . El amor mutuo de los esposos, se pone como modelo y norma de como debe ser las relaciones entre hermanos y hermanas y entre las diversas generaciones que conviven en la familia. Recuerde que se educa con el ejemplo.

Conoce a tu familia: El que ama y sólo el que ama, conoce bien a la persona amada, pero no solo en su apariencia sino también en su interior, conoce «su posible», «aquello que puede» y «debe» llegar a ser y más aun, le ayuda a lograrlo, a que desarrolle todas las potencialidades que tiene y que muchas veces ignora.

La familia constituye el medio natural en el que el niño comienza su vida e inicia su aprendizaje básico a través de los estímulos y de las vivencias que recibe, las cuales le condicionan profundamente a lo largo de toda su existencia; la estabilidad y equilibrio en su relación materna-paterna, así como con el resto de los miembros familiares, definen el clima afectivo, en el que transcurre la primera etapa de su vida.

Hoy muchos padres, queriendo adaptarse a las circunstancias de los tiempos y con el pretexto de no contrariar y frustrar a sus hijos, caen en el error de decir Sí a todo lo que éstos piden. Esta postura no deja de ser utópica y, por qué no decirlo, cómoda y con frecuencia sinónimo de egoísta por parte de los padres; estos padres son los típicos paternalistas o permisivos, que no se implican en nada, de las conductas de sus hijos, que les suponga algún tipo de esfuerzo. Su quehacer educativo es tan nefasto como el de los padres autoritarios e impositivos, con efectos muy negativos en sus hijos. Al contrariar a nuestros hijos -al cumplir con nuestra obligación de padres, de poner los límites que sean precisos a los reiterados caprichos de nuestros hijos- en alguna medida nos contrariamos a nosotros mismos y todo esto hay que hacerlo con cariño y esfuerzo y, por qué no decirlo, con sacrificio; estos padres son los padres democráticos, que se implican y se comprometen con el presente y el futuro de sus hijos.

Los hijos, de una forma o de otra, nos están exigiendo sobre todo que sepamos ser PADRES, que no renunciemos a nuestras responsabilidades. Nos piden que sepamos estar a la altura de las circunstancias cumpliendo con nuestra misión de ser PADRES, que es sinónimo de amor y donación hacia ellos y no ceder ingenua y egoístamente a sus pretensiones tan infantiles como superfluas e injustificadas.

¿Ya es muy tarde?

Supongamos una familia muy deteriorada, con graves problemas de diverso tipo. Si en ella uno de sus miembros quiere hacer presente a Cristo en ella, y persevera en este esfuerzo, la irá transformando por la Comunión de los Santos.

Ese miembro de la familia sabe que por sí solo, nada puede. Pero que unido a Cristo, todo lo puede alcanzar. Y que la vía para ser otro Cristo es practicar la oración personal y frecuentar los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía.

Un cristiano que reza, que quizá a imitación de Cristo se levanta a primera hora de la mañana y dedica un tiempo a hablar con Jesucristo de su vida, de su familia, es un foco de evangelización de su familia. Un católico que busca tener una cada vez más intense vida eucarística –asistiendo a la Santa Misa, si es posible a diario, acompañando al Señor en sagrario físicamente o con el corazón, o diciendo comuniones espirituales en su interior–, por fuerza santifica su familia. Porque la lucha por ser santo, siempre es una oración a Dios por los que le rodean: su esposo, sus hijos.

Pero el cristianismo no termina en la práctica de la oración y de los sacramentos. Lleva a conocer la doctrina cristiana, a asimilarla, a ponerla en práctica. A vivir todas y cada una de las virtudes humanas (la sinceridad, la generosidad, la laboriosidad, la alegría y otras muchas), las virtudes morales (la prudencia, que es la principal, y también la justicia, la fortaleza y la templanza), y las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), entre las cuales destaca la virtud más perfecta, que es la caridad.

Hacer presente a Cristo en la vida familiar es vivir la caridad de muchos modos, la mayor parte de los cuales pasan desapercibidos a los ojos de los hombres. Pero a los ojos de Jesucristo, la caridad despierta en él una sonrisa. Una alegría profunda porque ve el amor que se pone en esas cosas pequeñas.

La Luz del día: El modelo de familia, la Sagrada Familia

De un modo consciente o no, quien se esfuerza por hacer presente a Cristo en su familia, tiene como modelo a la Sagrada Familia.

Jesús es el centro de la familia, porque es el Niño-Dios. Todo a su alrededor se contagia del fin amoroso de la Encarnación. La Virgen es Corredentora, y San José se une a los planes divinos.

La casa de Nazaret es un remanso de paz. Reina la alegría. Una sonrisa de Jesús ilumina la vida y todo está al servicio del plan redentor. La Virgen realiza su trabajo con diligencia –que es amor–, y realiza los trabajos humildes del hogar. Es la única criatura perfecta de la creación y pone toda su inteligencia –la más alta imaginable–, todo su corazón –un amor grande y perfecto como no podemos imaginar– en servir a Jesús.

La Virgen trabaja en tutelar, lava la ropa, cultiva el jardín, prepara la comida. Ve en cada flor una caricia de amor de Dios Padre hacia ella, y adorna con esas flores su hogar. Se respira sosiego.

San José es laborioso. Gana con su trabajo el sustento de su familia. Y, cuando puede, realiza un trabajo extra para comprar una manzana al Niño-Dios, o adquiere una oveja para que juegue con sus primos.

Jesús aprende pronto el trabajo de José. Éste acrecienta su vida interior en el trabajo y el trato con Jesús hasta convertirse así en “maestro de vida interior”.

Tanto amor en la Sagrada Familia tiene su origen en una intensa vida de oración. La Sagrada Familia es una familia donde se reza mucho, donde se reza con las Sagradas Escrituras, donde se procura ser delicadamente fiel a la tradición judía.

Una característica de la Sagrada Familia es el verdadero y casto amor esponsal entre María y José. En la mirada de María se advierte de mil maneras su amor vigilante por José. El cuidado de sus vestidos, hacer el plato que a él le gusta, realizar sin que lo advierta el trabajo más costoso y un sinfín de detalles más. José emplea su habilidad manual en los mil detalles de la casa o del jardín, sabe prolongar un trabajo para adquirir algunos ingresos más, y a pesar de ser el cabeza de familia, se sabe el ultimo y servidor de todos.

Un cristiano que verdaderamente lo es, reza. Reserva para hablar con Dios el mejor momento del día y evita toda posible distracción. ¿Cuánto debe rezar? Eso dependerá, pero se ha dicho que lo mínimo debería ser lo que uno tarda en despachar a una persona con la que no desea hablar. Pongamos que un mínimo de quince minutos.

Una persona que no se aisla de todo al menos quince minutos para orar, quizá es que no sea verdaderamente cristiana. Y por eso hay que ser fiel a ese momento previsto, pues en la puntualidad y en el esfuerzo, se demuestra el amor.

Un miembro de la familia que reza, es un tesoro. Cuando un hijo o el esposo no rezan, hay que rezar por él con mayor empeño.

La fuerza de la oración es tan grande, que ha hecho grandes santos, también en la familia. Santa Mónica, con sus lágrimas y oraciones, logró la conversión de Agustín, que llegaría a ser un gran santo en la Iglesia.

Ese rato de oración personal se ha considerado muchas veces como “la caldera” de la vida interior. Cuando una casa de un país frío, funciona, el hogar está caldeado y da gusto. En cambio, si permanece apagada, reina el frío. En la vida interior ocurre algo similar. Si dedicamos buenos ratos de oración, la vida interior sube de temperatura, y bastarán otras prácticas de piedad –la Santa Misa, el Santo Rosario, etc. – para estar vibrantes y convertirse cada uno en un foco de evangelización.

“Una familia que reza unida, permanece unida”, se ha dicho muchas veces y con gran sabiduría. Porque se unen así a Cristo. Por eso es conveniente rezar el Santo Rosario. Y bendecir la mesa para agradecer todo alimento, pues viene de Dios. Y, siempre que sea posible, acudir a Misa los domingos toda la familia. Y así, cuando el amor se hace grande, de descubren mil modos de rezar juntos. Por ejemplo, cuando hay una contrariedad o un pariente enfermo, o los padres cuando saben afrontar sobrenaturalmente las dificultades de un hijo acudiendo al Señor.

Rezar juntos es amar. Y a una familia que ama, Dios no la abandona.

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