El ROSARIO, EL  PADRE PIO, PENSAMIENTOS DE PAPAS, DECALOGO DE BENEDICTO XVI  Y OTROS

Rezar el Rosario es reconocer y clamar a la Misericordia de esos Corazones, que se compadecen de los nuestros . Es clamar al Corazón Divino del Hijo de María y cobijarse en el Corazón Inmaculado de la Madre de Dios Hijo y Madre nuestra..»  (Benedicto XVI. Febrero del  2011)

Un espléndido santo de nuestro tiempo, el capuchino italiano San Pío de Pietrelcina, conocido como el fraile de los estigmas, puede ser también llamado, con toda justicia, el fraile del rosario. Cuenta uno de sus biógrafos que el Padre Pío tenía Rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la mesilla de noche, en los bolsillos, dondequiera…
Era el religioso del rosario. Consideraba el Rosario como su arma predilecta contra toda clase de enemigos. En alguna ocasión llegó a afirmar: “quisiera que los días tuvieran 48 horas para poder redoblar los rosarios”. Cuando le preguntaban por su herencia, por su legado espiritual, San Pío no dudaba en afirmar que era el Rosario: “¡Amad a la Virgen y hacedla amar! ¡Recitad siempre el Rosario!». Junto a estos pensamientos, he aquí otros cuarenta sobre el Rosario.
Diez pensamientos de Papas
1.- «El Rosario es la más agradable de las oraciones, resumen del culto que se debe tributar a la Virgen, una manera fácil de hacer recordar a las almas sencillas los dogmas principales de la fe cristiana, un modo eficaz de curar el demasiado apego a lo material y un remedio para acostumbrarse a pensar en lo eterno que nos espera» (León XIII).
2.- «El Rosario ocupa el primer puesto entre las devociones en honor de la Virgen y sirve para progresar en la fe, la esperanza y la caridad» (Pío XI).
3.- «El Rosario es arma poderosísima para curar los males que afligen a nuestro mundo» (Pío XII).
4.- «El rezo del santo Rosario está detrás de la santa misa y del breviario para los eclesiásticos; y de la participación en los sacramentos para los seglares. Es el evangelio del pueblo y de los pobres» (Beato Juan XXIII).
5.- «El Rosario es la Biblia de los pobres… Es el obsequio mejor a María… Es oración para todo tipo de gentes… Es la síntesis de la redención en quince cuadros… Es el Evangelio que revive… Son quince ventanas a través de las cuales contemplo, a la luz de Dios, todo lo que sucede en el mundo… Es una magnífica posibilidad de contemplación» (Beato Juan XXIII).
6.- «El Rosario es camino hacia Cristo y la síntesis del evangelio. Es oración evangélica, centrada en el misterio de la encarnación; es, pues, una oración profundamente cristológica» (San Pablo VI).
7.- «El Rosario es una oración sencillísima y bellísima, que invita al reposo interior, al abandono en Dios y a la confianza en la seguridad de obtener las gracias que necesitamos por la meditación poderosa de la Santísima Virgen María, cuyo nombre constantemente invocamos» (San Pablo VI).
8.- «El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! En su sencillez y en su profundidad. En esa plegaria repetimos muchas veces las palabras que la Virgen oyó del Arcángel y de su prima Isabel. Y en el trasfondo de las Aves Marías, pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. El Rosario en su conjunto consta de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, y nos pone en comunión vital con Jesucristo a través del corazón de su madre» (Beato Juan Pablo II).
9.- «El Rosario es una escalera para subir al cielo… El Rosario nos proporciona dos alas para elevarnos en la vida espiritual… Es la oración más sencilla a la Virgen, pero la más llena de contenidos bíblicos… Cuando rezamos el Rosario, está la Santísima Virgen rezando con nosotros. En el Rosario hacemos lo que hace María, meditamos en nuestro corazón los Misterios de Cristo» (Beato Juan Pablo II).
10.- «Tanto el rezo del Rosario como el del Ángelus debe ser para todos los cristianos y aún más para la familia cristiana y las comunidades religiosas como un oasis espiritual en el curso de la jornada para tomar valor y afán» (San Juan Pablo II).
La familia, la vida de la fe y el rezo del Rosario
1.- «La familia que reza unidad permanece unida» (P. Patrick Peyton).
2.- «Hoy en día se hace cada vez más difícil para la familia realizar su vocación y ser el primer ambiente en que la paz de Cristo se vea acogida, cultivada y conservada. Por ello sería realmente útil recuperar la hermosa costumbre de rezar el Rosario en casa, tal y como acontecía en las generaciones pasadas» (San Juan Pablo II).
3.- «El rosario es también desde siempre una oración de la familia y por la familia. Antes esta oración era apreciada particularmente por las familias cristianas y ciertamente favorecía su comunión. Conviene no descuidar esta preciosa herencia. Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria que es el rosario» (San Juan Pablo II).
4.- «El rosario es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos para comunicarse, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios» (San Juan Pablo II).
5.- «Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad de comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar el rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre Santísima» (San Juan Pablo II).
6.- «El rosario es camino hacia Cristo y la síntesis del evangelio. Es oración evangélica, centrada en el misterio de la encarnación; es, pues, una oración profundamente cristológica» (San Pablo VI).
7.- «El rezo del santo rosario está detrás de la santa misa y del breviario para los eclesiásticos; y de la participación en los sacramentos para los seglares. Es el evangelio del pueblo y de los pobres» (San Juan XXIII).
8.- «El Rosario invita a nuestros dedos, a nuestros labios y a nuestro corazón a entonar una gran sinfonía de súplica y oración, y por estos motivos es la plegaria más grandiosa que jamás haya compuesto el hombre…» (Monseñor Fulton Sheen).
9.- «La oración es la única fuente posible de toda comprensión. ¿El rosario? ¡Admirable creación! ¡Rezar meditando los misterios! Este es el camino» (Miguel de Unamuno).
10.- «No encuentro otro medio más poderoso para atraer sobre nosotros el Reino de Dios, la Sabiduría, que unir a la oración vocal la oración mental, rezando el Santo Rosario y meditando sus misterios» (San Luis Mª Grignon de Montfor).
Decálogo del Papa Emérito  Benedicto XVI
1.- «El santo rosario no es una práctica piadosa del pasado, como oración de otros tiempos en los que se podría pensar con nostalgia. Al contrario, el rosario está experimentado una nueva primavera».
2.- «El rosario es uno de los signos más elocuentes del amor que las generaciones jóvenes sienten por Jesús y por su Madre, María».
3.- «En el mundo actual tan dispersivo, esta oración -el rosario- ayuda a poner a Cristo en el centro como hacía la Virgen, que meditaba en su corazón todo lo que se decía de su Hijo, y también lo que El hacía y decía».
4.- «Cuando se reza el rosario, se reviven los momentos más importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorren las diversas etapas de la misión de Cristo».
5.- «Con María, el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria».
6.- «Que María nos ayude a acoger en nosotros la gracia que procede de los misterios del rosario para que, a través de nosotros, pueda difundirse en la sociedad, a partir de las relaciones diarias, y purificarla de las numerosas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios».
7.- «Cuando se reza el rosario de modo auténtico, no mecánico o superficial sino profundo, trae paz y reconciliación. Encierra en sí la fuerza sanadora del Nombre Santísimo de Jesús, invocado con fe y con amor en el centro de cada Avemaría».
8.- «El rosario, cuando no es mecánica repetición de formas tradicionales, es una meditación bíblica que nos hace recorrer los acontecimientos de la vida de la Señor en compañía de la Santísima Virgen María, conservándolos, como Ella, en nuestro corazón».
9.- «Ahora, que finaliza el mes de mayo, no debe cesar esta buena costumbre, es más debe proseguir todavía más con mayor compromiso de manera que, en la escuela de María, la lámpara de la fe brille cada vez más en el corazón de los cristianos y en sus casas».
10.- «(En el rezo del rosario), os encomiendo las intenciones más urgentes de mi ministerio, las necesidades de la Iglesia, los grandes problemas de la humanidad: la paz en el mundo, la unidad de los cristianos, el diálogo entre las culturas».
San Efrén compuso, ya en el año 333, una lista en verso de los más bellos títulos que los cristianos otorgaban a la Santísima Virgen :
«Señora Nuestra Santísima, Madre de Dios, llena de gracia:
Tú eres la gloria de nuestra naturaleza humana,
por donde nos llegan los regalos de Dios.
Eres el ser más poderoso que existe, después de
la Santísima Trinidad;
la Mediadora de todos nosotros ante el mediador que es Cristo;
Tú eres el puente misterioso que une la tierra con el cielo,
eres la llave que nos abre las puertas del Paraíso;
nuestra Abogada, nuestra Intercesora.
Tú eres la Madre de Aquel que es el ser más
misericordioso y más bueno.
Haz que nuestra alma llegue a ser digna de estar un día
a la derecha de tu Único Hijo, Jesucristo. Amén!!»
«Rezar el Santo Rosario significa reconocer que somos frágiles criaturas, que nos encontramos indigentes, no solo ante las contrariedades de la vida terrenal, sino que también , ante las propias miserias e iniquidades. Significa gemir con el llanto de un niño, para alcanzar el compasivo concuelo de su amorosa madre. Balbucear breves palabras, repetitivas como el clamor de un infante. Recitar frases que no son invención humana sino que son iniciativa divina. Es expresar un clamor, ya no  con lenguaje terrenal, por que se han agotado ya las posibilidades y eficacias humanas, sino que con versos divinos, que brotan de la bondadosa y compasiva Providencia Divina.
Por eso recurrimos a las palabras que se nos dieron como un «don». Recurrimos a quienes nos dieron un «don»: a la Palabra, el «Verbo»  de Dios que se hizo carne, y, a quien nos entregó ese «Don de amor» que concibió en su vientre envuelto en pañales y que lo contuvo en  sus brazos, bañado en sangre, para envolverlo en las vendas y el sudario, cuando nosotros se lo entregamos muerto.
Rezar el Rosario es reconocer y clamar a la Misericordia de esos Corazones, que se compadecen de los nuestros . Es clamar al Corazón Divino del Hijo de María y cobijarse en el Corazón Inmaculado de la Madre de Dios Hijo y Madre nuestra..»  (Benedicto XVI. Febrero del  2011)
La Catequesis es inseparable de la vida . El Papa Benedicto XVI afirmó: “Catequista no es solo el que enseña, sino, sobre todo, el que testimonia. Por ello, la coherencia entre fe y vida es indispensable para el catequista.

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