Como sucesores de los apóstoles, sois «doctores fidei», doctores auténticos que anuncian al pueblo con la misma autoridad de Cristo, la fe que hay que vivir y creer».

Recordamos el Mensaje del Papa Benedicto XVI a los Nuevos Obispos en el año 2005

Si son tantos los motivos que requieren para el obispo el compromiso de actualizarse, con mayor motivo es útil que tenga, al principio de su misión, la posibilidad de reflexionar sobre los retos y los problemas que le esperan». «Al dar los primeros pasos en el oficio episcopal -prosiguió el Papa- ya os habéis dado cuenta de lo necesarios que son la confianza humilde en Dios y el coraje apostólico que nace de la fe y del sentido de responsabilidad del obispo. Entre vuestras tareas subrayo la de ser maestros de la fe. El anuncio del Evangelio está en los orígenes de la Iglesia y de su desarrollo en el mundo, como también del crecimiento de los fieles en la fe. Como sucesores de los apóstoles, sois «doctores fidei», doctores auténticos que anuncian al pueblo con la misma autoridad de Cristo, la fe que hay que vivir y creer». «La respuesta a Dios exige un camino interior que lleva al creyente a encontrarse con el Señor. (…) Para ello son necesarios el recogimiento y el silencio, (…) actitudes que os invito, además de vivirlas en primera persona, a proponerlas a vuestros fieles, organizando las iniciativas oportunas (…) que favorezcan el descubrimiento de la primacía de la vida espiritual». Después, recordando que en la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo había entregado a la Iglesia el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, síntesis del Catecismo más amplio, dijo: «Hoy idealmente os entrego estos dos documentos fundamentales (…) para que sean punto de referencia de vuestra enseñanza y signo de la comunión de la fe que vivimos».

Benedicto XVI…les exhortó a «trabajar para que esa iniciativa deje en el corazón de los fieles el deseo de enraizar cada vez más su vida en la Eucaristía». «El obispo -subrayó- debe además una atención particular a la participación de los fieles en la Misa dominical, en la que resuena la Palabra de vida y Cristo se hace presente bajo las especies del pan y el vino. La misa, además, permite a los fieles alimentar el sentido comunitario de la fe». «Queridos hermanos -concluyó el Santo Padre-, tened siempre gran confianza en la gracia e infundidla en vuestros colaboradores para que la perla preciosa de la fe resplandezca siempre y se custodie, defienda y transmita en su pureza».

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