Reciente estudio verificaría la autentificad del Sudario según las leyes actuales de la física

SE COMPRUEBA CIENTÍFICAMENTE QUE LAS PRUEBAS DEL CARBONO 14 DE 1988 SE REALIZARON CON TROZOS QUE NO ERAN DEL SANTO SUDARIO, SINO CON REMIENDOS HECHOS AL MISMO -EN 1534- LUEGO DEL INCENDIO.


La revista Thermochimica Acta publicó que según un reciente estudio, mucho más efectivo y preciso que el carbono catorce, la antiguedad del manto de lino data entre 1.300 y 3.000 años. La contradicción con el informe dado el año 1988, sería causado por el hecho de que, para dichas pruebas, habrían tomado muestras de los parches del borde externo, con los que se había reparado el Sudario en el medioevo. «La muestra que se utilizó en la investigación del carbono posee una composición química completamente diferente a la que encontramos en el núcleo del Santo Sudario», explicó Rogers, un químico retirado del Laboratorio Nacional de Los Alamos en Nuevo México, Estados Unidos. La advertencia de tomar las muestras, no de los parches sino de la tela original, había sido una constante de parte de los defensores del Santo Sudario, que no encontraron respuesta, ni antes ni después de los estudios del año 88, de parte de los «estudiosos» detractores.

Salieron a la luz dos libros que recopilan nuevos datos científicos sobre la Sábana Santa. Los libros se centran específicamente en la controversia sobre las pruebas basadas en el Carbono 14 realizados en 1988.

Estos exámenes realizados en muestras mal elegidas, generaron resultados de inmediato cuestionados. Hoy en día ya no son aceptados.

Esos análisis se realizaron -durante 1988- en los laboratorios de Tucson, Oxford y Zurich. Los tres indicaron que la Sábana Santa de Turín sería una pieza de la Edad Media y que suponer que vendría de los tiempos de Jesucristo, sería una historia falsa.

Dichos exámenes fueron ampliamente refutados por muchos científicos. E incluso, uno de los responsables admitió sus errores y pidió disculpas al público.

Ahora, el periodista y «vaticanista» del diario “La Stampa” de Turín, Marco Tosatti, publicó «Inchiesta sulla Sindone» (Piemme Editore). En esta obra escribe que nuevos datos prueban que aquellos exámenes contienen un error matemático inaceptable.

Tosatti presenta nuevas pruebas científicas de la Universidad La Sapienza, Roma. Esta universidad nunca antes había investigado la Sábana Santa. Los científicos han ratificado el error de las pruebas de 1988.

Según el vaticanista, los resultados de tres laboratorios no tienen un margen mínimo de compatibilidad establecida y el análisis se realizó en un pedazo de ocho centímetros del Sudario que no pertenece a la reliquia en sí.

En efecto, como se verificó, fue encontrado en las muestras la presencia de algodón, mientras que la Sábana Santa es (sólo) de lino. Además, se encontró una especie de goma.

Estos elementos confirman que las muestras pertenecen a los remiendos realizados en la reliquia después de que se vio afectado por un incendio en 1532. Los remiendos principales, agregados en 1534, son visibles a simple vista. Ellos aparecen en las fotos con forma triangular. Fueron las puntas del lienzo doblado que fueron consumidas por el fuego.

Tossati declaró a la agencia Zenit: «Yo mismo quería una base de certeza y basado en estos datos, puedo asegurar que la Sábana Santa no es una reproducción falsa».

Científicos de diferentes credos -judíos, metodistas e incluso agnósticos- confirman una falla fundamental en la investigación de 1988.

Luego Tosatti demuestra que la ciencia no explica cómo se formó la imagen. Ningún aparato puede crear un objeto similar que «no es pintura, no hay pigmento y no está marcado por un objeto caliente», dice el periodista.

«Es un misterio, uno de los grandes misterios de la Iglesia, la manera como se formó este tipo de imagen. Contiene información tridimensional, algo muy especial», indica.

El Santo Sudario se conserva en la catedral de Turín, Italia. En los años 1998 y 2000, fue mostrado al público.

Para Tossati, «si se analiza [el rostro de la Sábana Santa], es un rostro de una belleza de características tales, como nunca he visto en ninguna pintura.»

Pero el periodista e investigador cree que este lienzo es una pieza muy poco valorada por los católicos. «Para mí no hay duda, concluye. Incluso hoy en día con toda nuestra tecnología no podemos hacer algo similar. La ciencia puede ayudarnos a decir qué cosa es. Sin duda, no es falso».

Por su parte, Sebastien Cataldo y Thibault Heimburger publicaron el libro «Le linceul de Turín» (París, 2009) que contiene un resumen de los últimos descubrimientos en la Sábana Santa.

Cataldo recibió en agosto de 2008 una de las fibras de las muestras tomadas del mismo lugar que los utilizados en las pruebas ahora desclasificadas.

Encontró en el microscopio la diferencia entre el material que se hizo de la Sábana Santa (lino) y el tejido que se ha analizado (mezcla de lino y algodón).

En los experimentos del Laboratorio Nacional de Los Álamos (EE.UU.), dice, el vacío se crea alrededor de uno de los hilos. Entonces, se separó la goma que se menciona en el libro de Tosatti. Ella tiene todas las características de una resina, artificialmente coloreada para quedar con el tono del Sudario original.

Concordando con las conclusiones de los científicos de Los Alamos, escribe: «En resumen, cada vez es más claro que las conclusiones de Rogers que demuestran que el área Raes/radiocarbono no es representativa de la Sábana Santa, se confirman: esta zona fue manipulada y los hilos que contiene no son de la misma naturaleza que los hilos de la Sábana Santa»(p. 179).


DEMOSTRADO QUE NO ES FALSIFICACIÓN

Giuseppe Baldacchini es un físico que durante muchos años ha tenido responsabilidades en el ENEA de Frascati (Italia). Sin embargo, también es un estudioso apasionado de ese objeto misterioso que es el Sudario de Turín, y justamente en estos días ha reunido sus reflexiones en un trabajo que se puede consultar íntegro en la siguiente dirección
En particular, expone una hipótesis fascinante para responder a una serie de dudas sobre la formación de la imagen y sobre cómo habría sido posible que el cuerpo envuelto en la sábana fúnebre haya desaparecido. Baldacchini plantea dos hipótesis de trabajo: que el Sudario sea una falsificación medieval útil para la Iglesia católica (para fomentar prácticas de devoción o propaganda religiosa como tantas otras reliquias), o que se trate de un objeto auténtico con el que fue envuelto verdaderamente el cuerpo de Jesús y que, como tal, haya sido el único testigo de su Resurrección.
“El Sudario es una sábana de lino antiguo, de alrededor de 4,40 por 10 metros, en la que se encuentran signos como los de una débil imagen corpórea (IC) frontal y dorsal, además de algunas manchas de líquidos orgánicos e inorgánicos. En las últimas décadas se descubrió que la IC no es un dibujo o una pintura llevada a cabo con técnicas conocidas, y que algunas manchas rosadas pertenecen a sangre humana (Antonacci, 2000; Wilson, 2010). Naturalmente no podemos todavía excluir que se trate de una falsificación, y entonces deberíamos suponer que el Sudario es una falsificación medieval llevada a cabo por el falsificador más genial de la Tierra y que sigue siendo desconocido (Baldacchini, 2011). Como consecuencia, el hipotético autor, o autores, conocían algunas tecnologías o poesían información sobre ellas antes de su invención y divulgación”. Baldacchini enlista once elementos científicos determinantes para concluir que el Sudario no es una falsificación.

El Sudario no contiene huellas de líquidos o gases putrefactos

El estudioso recuerda que “El Sudario no contiene huellas de líquidos o gases putrefactos (estos signos se producen después de que hayan pasado 40 horas de la muerte, por lo que el cuerpo ya no se encontraba antes de entonces, pero no demasiado, porque hay algunas manchas de sangre que, para formarse, necesitaron de un poco de tiempo debido al proceso de hemólisis)”; además indica que “el cuerpo no fue removido manualmente (no hay indicios de que haya sido arrastrado con respecto a las manchas de sangre)”.
Entonces, ¿cómo desapereció el cuerpo? Responde Baldacchini: “El único fenómeno conocido por la física que conduce a la completa desaparición de la masa con una producción de energía equivalente es el proceso de aniquilación materia-antimateria (AMA), que hoy podemos reproducir tan solo a nivel subatómico en los laboratorios e partículas elementales, pero que fue una constante inmediatamente después del Big Bang, es decir en los instantes iniciales de existencia de nuestro universo”. La “teoría de la aniquilación” satisface las características exigidas por hipótesis anteriores: “De hecho, solamente se libera una pequeña parte de la energía de la masa en reposo, mientras el cuerpo se aniquila completamente y vuelve a aparecer prácticamente como era fuera del Sudario”. Las hipótesis anteriores se referían a la energía de radiación (MEB) y al “cuerpo mecánicamente transparente (REB), que se completaban con la hipótesis del “Método histórico consistente” (chm). Todas estas teorías fueron elaboradas con el pasar del tiempo para tratar de dar una explicación a la desaparición del cuerpo, que no fue removido mecánicamente de la sábana fúnebre.
En la argumentación que completa el estudio, el físico italiano afirma que “La hipótesis AMA no nos dice nada, excepto que el cuerpo se desmaterializó dentro del Sudario e, instantáneamente, se materializó de nuevo en otro sitio, muerto o vivo, indiferente para las leyes de la física, mismas que no contradicen las narraciones evangélicas que le describen resucitado, es decir vivo”. Y coinciden con las características químicas y físicas del Sudario de Turín. “Me empujé casi hasta los límites de los conocimientos científicos actuales, pero traté de permanecer dentro de las leyes de la física conocidas hasta la fecha, sobre todo la conservación de la energía y la no conservación de algunos parámetros fundamentales en los procesos elementales que son la base de la existencia de nuestro universo”, concluye el estudioso.
MARCO TOSATTI
ROMA


El test del Carbono 14

No es la primera vez que investigadores supuestos investigadores intentan dar un origen medieval al precioso tejido. Para recordar, en 1988, Michael Tite, Edward Hall y Robert Hedges afirmaron haber sometido el Sudario al test del Carbono 14 y obtenido como resultado una fecha de creación entre 1260 – 1390. La revelación dividió la opinión pública y provocó críticas de especialistas del mundo entero, a tal punto que en la época San Juan Pablo II, de gloriosa memoria, recibió un dossier voluminoso, firmado por científicos de fama mundial, contestando el valor del resultado de esa pesquisa.
En realidad, habían innúmerables motivos que probaban ser imposible someter el Santo Sudario al test Carbono 14. Uno de los más sorprendentes era el tamaño necesario para la validez del test, algo en torno de un sexto del tejido, siendo que la muestra retirada fue de 1cm x 7cm, dividido en tres partes… El propio creador del test Carbono 14, Dr. Willard Libby, afirmó ser impracticable usarlo para datar el Sudario de Turín.
Incluso hay algunos, como el Dr. Eurípedes Cardoso de Menezes, quien en su libro «El auto-retrato de Jesús (autenticidad intrínseca del Santísimo Sudario)», prueba con especial competencia que el test que fue llevado a cabo bajo la responsabilidad del Dr. Michael Tite no se dio con muestras del Sudario, sino con una capa pluvial de San Luis d’Anjou, cuya fecha es exactamente del siglo XIII. No es por nada que los citados protagonistas del test exigieron que ninguna autoridad de la Iglesia estuviese presente en los laboratorios durante los exámenes…

El número sorprendente de pruebas a favor de su autenticidad

Sin embargo lo que mucha gente no sabe es que el número de pruebas contrarias al Sudario no debería impresionar a nadie, pero, sí, el número a favor, pues es algo simplemente sorprendente. Por ocasión del 4º Centenario del traslado del Santo Sudario a Turín, en 1978, se formó el STURP (sigla en inglés del Proyecto de Estudios del Sudario de Turín), constituido por 40 científicos voluntarios y de renombre. Para sus estudios, se utilizaron desde los más modernos equipamientos de la Nasa. Vale resaltar que la mayoría de ellos cuando aceptó el trabajo lo hizo por creer que probarían la inautenticidad de la sábana. Después de dedicar 150.000 horas a las investigaciones, todos estaban asombrados con el resultado. Sobre todo con el fenómeno de los fenómenos, algo hasta hoy sin explicación: la obtención de la imagen tridimensional de la figura de Cristo muerto.
Entre los innúmerables descubrimientos, el STURP llegó a la conclusión que la imagen del Hombre del Sudario no es pintura, no hay colorantes, ni cualquier especie de tinta. Afirmaron con todas las letras que no hay ninguna especie de fraude. Algunas constataciones llegan hasta a producir hilaridad, pues para demostrar la imposibilidad de la sábana haber sido pintada, afirman que el pincel que se debería usar debería tener dos metros de largo, ser acompañado de un microscopio ligado a una TV colorida y, además, exigiría un micromanipulador hidráulico, entre otras invenciones, todas creadas solo en el siglo XX.

¿Cómo se formó la imagen?

Evidentemente la pregunta que no quiere acallar es: Entonces, ¿cómo fue formada la imagen de Cristo? La tesis más plausible es que la figura del hombre del Sudario se haya formado por irradiación. La luz emitida del cuerpo divino de Cristo Resucitado imprimió, del mismo modo que una fotografía, la imagen de Jesús en la sábana que lo cubría en el Sepulcro, formando un verdadero negativo.
Nos es posible ver los trazos perfectos que notamos en las fotos del Sudario que circulan por el mundo gracias al abogado italiano Secondo Pia que, en 1898, después de fotografiar el Sudario, notó que el negativo de la foto, en verdad, era un positivo. Ahora aquí cabe la pregunta: ¿Cómo un pintor en la Edad Media iría tener la genial idea de pintar un negativo en una sábana si no había fotografía en la época? ¿Después, con qué propósito?
En un mundo donde tantas veces nos deparamos con intento de choque entre ciencia y fe, tenemos ahí una irónica realidad: Si usted no tiene fe para creer en la autenticidad del Sudario, entonces escuche lo que dice una considerable parte de los científicos, porque, para ellos, el la Sábana Santa de Turín es auténtica…

Por Marcos Antonio Fiorito




La primera cosa que hacían los judíos era cerrarle los ojos y la mandíbula al difunto y ponerle la cabeza en una posición reclinada sobre el pecho, que es lo que en realidad tiene el muerto en la Sábana Santa.

Si el fallecido no había muerto en forma violenta se lo lavaba con agua, pero no es el caso del hombre de la Sabana de Turín, al cual se le mantuvo la sangre.

Luego el cadáver era ungido con aceites y perfumes. En la Sábana de Turín hay rastros de aloe y mirra, y en el evangelio de Juan (19:13) dice que Nicodemo llevó a la tumba una gran cantidad de estos productos.

La Sabana de Turín envolvía el cuerpo sin ningún nudo o unión, símbolo de lo no efímero.

No se sabe si envolvieron con vendas a Jesús aunque hay un pasaje de Juan (11:44) que lo menciona, pero probablemente no haya habido nada interpuesto entre la mayor parte del cuerpo y la tela de la mortaja, según la impresión de la Sábana.

La cubierta o sea la tela que envolvía el cadáver, tenía que ser pura. Lo más típico era una gran tela de lino blanco.

La Sabana de Turín es una gran extensión de lino tejida con una trama de espina de pez que no era común pero existía en el medio oriente en esa época.

Y seguramente tejida en círculos judíos porque respetaba no mezclar el lino con la lana, debido a prohibiciones bíblicas. La pureza estaba relacionada con el honor a los difuntos.


Leer más aquí:

http://www.lanuovabq.it/it/articoli-capire-la-sindone-dagli-usi-funerari-giudaici-15666.htm


 

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