Ciudad del Vaticano.(FD).-La Santa Sede ha pedido que en el Año de la Eucaristía, que comienza el 17 de octubre, se avive la misa dominical, se eduque sobre «como hay que estar en la iglesia» y se potencie la adoración en el templo y no a través de la televisión. Potenciar la procesión del Corpus Christi, ayudar a los que «por encontrarse en situación irregular» no pueden comulgar, entre los que se pueden incluir a los divorciados, y abrir secciones de interés eucarístico en todos los medios de comunicación, sin olvidar internet. Poner a disposición de los fieles confesores en horarios útiles para la gente. A los sacerdotes pide que conozcan algo de latín y del canto gregoriano para cuando sea necesario usarlos en las misas. Las propuestas están recogidas en el documento «Año de la Eucaristía. Sugerencias y propuestas», de 35 páginas, en el que la congregación que preside el cardenal nigeriano Francis Arinze resalta que la misa constituye el centro de la vida cristiana y que por tanto en este Año de la Eucaristía hay que potenciar la misa dominical, el culto eucarístico fuera de la misa, la caridad, la concordia y el amor fraterno y profundizar en la Virgen María. Dirigiéndose a las conferencias episcopales y con el objetivo de «dar realce» a este Año, la congregación les pide que revisen «el tipo y la calidad» de las transmisiones de radio y televisión de las celebraciones eucarísticas para que las imágenes sean correctas, se eviten comentarios «discutibles», se potencie la belleza y la dignidad de la celebración y se reduzca «lo demasiado espectacular». Aunque admite la adoración a través de la televisión, el Vaticano sugiere a los prelados que animen a los fieles a participar en la adoración eucarística en los templos y no se conformen solo con seguirla a través de la televisión. La Congregación para el Culto invita a que ser «reordene» los lugares de las celebraciones (altares, presbiterios, etc) y se les de un aspecto de estabilidad y se eduque a los fieles para que sepan como hay que estar en la Iglesia, que hay que hace cuando se entra en el templo, las genuflexiones, el arrodillarse ante el Santísimo Sacramento y los tiempos de silencio y plegaria personal, entre otros puntos. El documento aboga por la conveniencia de verificar la regularidad y la dignidad a la hora de llevar la comunión a los enfermos y dar a conocer las enseñanzas de la Iglesia sobre el viático. También pide que se acompañe la vida espiritual de quien, «encontrándose en situación irregular» y participando en la Misa «no puede recibir la comunión». En esa situación se encuentran los católicos divorciados que han vuelto a casarse. El Año de la Eucaristía comenzará el 17 de octubre con una misa solemne presidida por el papa Juan Pablo II en el Vaticano y concluirá el 29 de octubre de 2005. Juan Pablo II precisó en su carta apostólica que no pide para este año «cosas extraordinarias, pero que todas las iniciativas estén marcadas por una profunda espiritualidad». «En este año los cristianos se deben comprometer a testimoniar con más fuerza la presencia de Dios en el mundo. No tengamos miedo a hablar de él y llevar con la frente alta los signos de la fe. La Eucaristía promueve una cultura del diálogo. Es una equivocación considerar que las referencias públicas a la fe pueden menoscabar la justa autonomía del Estado o de las instituciones civiles o que pueda animar comportamientos de intolerancia», dijo el Papa en su mensaje.

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