El franciscano Custodio de la Tierra Santa dijo ante los micrófonos de la Radio Vaticana que cree en un paso histórico para el mundo, que todavía debe recoger los frutos de la “primavera árabe”
«En la Tierra Santa, la espera por el viaje del Papa a El Líbano aumenta». Mientras tanto ya han llegado «muchísimas peticiones para participar» y se sabe que «por la situación política, no será fácil obtener los visados».
 
Lo dijo ante los micrófonos de la Radio Vaticana el Custodio de la Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa, indicando que la “Primavera árabe” ha cambiado todos los presupuestos y que los cristianos de Medio Oriente esperan las indicaciones y el apoyo de Benedicto XVI.  
 
«Para todo el Medio Oriente cristiano, El Líbano –observa el religioso franciscano– es una referencia muy importante desde el punto de vista cultural, por la vitalidad de la Iglesia. Por este motivo todos quieren estar presentes. La asamblea de párrocos, presidida por el Patriarca, ya decidió que el próximo año pastoral estará dedicado justamente al estudio y a la lectura, en todas las parroquias, de la Exhortación post-sinodal que presentará el Papa».
«Las Iglesias de Medio Oriente están en una fase de cambio muy importante», y por este motivo hay una gran esperanza por la Exhortación y las «líneas que nos dará el Papa».
 
Entre los compromisos papales en la República Libanesa, el padre Pizzaballa indica como fundamental el encuentro con los líderes musulmanes: «Uno de los temas importantes del Sínodo del Medio Oriente fue justamente la relación con el islam. Las Iglesias del Medio Oriente tienen mucho que decir al respecto; se juega su futuro sobre la capacidad de establecer una relación clara y serena con el islam del Medio Oriente, que también está pasando por un gran cambio, una gran transformación. Por ello, este será uno de los encuentros más importantes, y también una de las indicaciones más relevantes que el Papa nos dará para el futuro».
 
«La “primavera árabe”, o lo que queda de ella –comenta el Custodio– ha cambiado completamente los presupuestos, las relaciones y las dinámicas. Digamos que, en cierto sentido, el Sínodo previó un poco y preparó estos cambios en su documento. Ahora, como sea, es importante pasar por lo tanto a una fase de construcción: el Medio Oriente está cambiando, el islam –que permea la vida del Medio Oriente– está cambiando; también nosotros estamos cambiando como cristianos y también queremos ser protagonistas de este cambio».

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