Roma, 20 (NE – eclesiales.org) “No basta juntar etnias, culturas y religiones una sobre la otra, elaborando prácticas y doctrinas basadas sobre el concepto de tolerancia y de integración calculada. Se impone como impostergable el urgente deber de construir una nueva civilización de escala mundial”, observó el Cardenal Angelo Scola, Patriarca de Venecia, durante su homilía en la Misa por la fiesta del Santísimo Redentor, en la Basílica del mismo nombre. Para esta nueva civilización, el Cardenal señaló dos cosas fundamentales a tener en cuenta. La primera es “el retorno de lo sagrado mediante lo cual Europa podrá encontrar en sus raíces cristianas el camino de purificación de todo relativismo y sincretismo religioso”. El segundo requisito para el logro pacífico de esta civilización sería “la confianza en la común pertenencia de los hombres y los pueblos a la única familia humana”. “La nueva civilización —agregó— no puede nacer sobre compromisos de naturaleza económica, jurídica o política. Ni siquiera de compromisos entre las religiones. No bastará el concepto de laicidad de los estados y de su unión mundial fundada sobre una idea abstracta de neutralidad”.