Los 115 cardenales electores comenzaron a las 16:55 horas la ceremonia en la que juran guardar secreto y que da inicio al Cónclave en la Capilla Sixtina, bajo los maravillosos frescos de Miguel Angel, un rito que por primera vez se mostró al público. Antes del juramento, se entonó el himno «Veni Creator» y después el decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, invitó a la oración y después leyó en latín la larga fórmula de juramento. «Todos y cada uno de nosotros cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996», dijo. «Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el ’munus petrinum’ de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede», continuó. «Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice», terminó. Los cardenales se encontraban sentados a los dos lados de la capilla en doce mesas de madera, seis a cada lado y en el centro se colocó el atril con el Evangelio en el que juran los purpurados. Cada cardenal pronunciará su nombre y poniendo la mano sobre el Evangelio, dirá: «Prometo, me obligo y juro». El cardenal Joseph Ratzinger, decano del colegio cardenalicio, que ofició hoy la misa «Pro eligendo Pontifice», previa al comienzo del Cónclave, dijo que la Iglesia «vive una hora de gran responsabilidad» e imploró a Dios «un nuevo Papa, como Juan Pablo II, que nos guíe al amor de Cristo». «En estas horas, sobre todo, pedimos con insistencia a Dios para que, tras el gran don del papa Juan Pablo II, nos done de nuevo un pastor según su corazón, un pastor que nos lleve al conocimiento de Cristo, a su amor y a la verdadera alegría», afirmó Ratzinger, considerado en estos momentos como uno de los favoritos para ser elegido Pontífice.

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