Principio y Fundamento


El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.

Pasos de la Meditación:

Ponerse en la Presencia de Dios (Invocar el Espíritu Santo)

1.- Hago mi oración preparatoria: (oración escrita por San Ignacio de Loyola)

“Señor, que todas mis intenciones, acciones, y operaciones sean puramente ordenadas para hacer tu voluntad.”

 Que todas mis intenciones (deseos, planes, intereses, motivos, razones que tengo para vivir, trabajar, hacer el bien a otros…)

· acciones (conversar, moverme, caminar, mirar, escuchar, servir, cocinar, visitar, trabajar…)

· y operaciones (examinar, reflexionar, leer, estudiar, sentir, rezar, orar..)

· sean puramente ordenadas para hacer tu voluntad: de tal manera que siempre y en todo estén de acuerdo con tu intención, con lo que Tú quieres para mi vida y la vida de los demás».

Le pido a Dios, o a Jesús o a María, que me den su fuerza para que este tiempo de oración, sea de provecho para mí.

2.-Pedir la Gracia:

Pido, en concreto, lo que más quiero obtener en la oración: la gracia a pedir de acuerdo al tema que se me propone y al fin de lo que se quiere alcanzar.

3. Materia de la Meditación:

Luego, trabajo la materia de la oración, si es un texto, lo leo, lo leo despacio, con calma, sin apuro. Si es necesario, lo hago dos veces para entenderlo bien.

Procuro recordar lo que he leído: para comprenderlo mejor. Señalo los puntos, las ideas que más me llamaron la atención en la exposición del tema o la lectura del texto o la frase en la que me quiero fijar y detener.

Para el desarrollo propio de la oración utilizo el método de oración según la materia a orar. (Más adelante veremos los métodos más utilizados)

4.- Coloquio:

Luego de hacer mi oración con el método utilizado, converso con Jesús, con María: con agradecimiento, y pidiéndoles que me concedan la gracia que necesito. (San Ignacio llama a esto Coloquio). Sin ningún apuro, converso sobre lo que más he sentido en este tiempo de oración.

Le doy gracias a Dios y le pido fuerza para la vida, para poner en práctica lo que descubrí en la oración. Y termino rezando un Padre Nuestro, Ave María y un Gloria.

5.- Examen:

Luego reviso mi oración para saber cómo me fue en a oración.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *