Benedicto XVI «está muy bien y su disposición a emprender un viaje tan agotador nos lo confirma», afirmó el viernes el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, al anunciar los últimos preparativos para el viaje del Papa a México y Cuba del 23 al 28 de marzo. La etapa de México tendrá un carácter continental, pues celebra el bicentenario de la independencia de los países hispanoamericanos, mientras que la de Cuba será un llamamiento a la reforma y a la reconciliación.
Los dos «papamóviles» que serán utilizados ampliamente por Benedicto XVI se encuentran ya en los respectivos países, cuyas autoridades tanto civiles como eclesiásticas ultiman los preparativos de seguridad para evitar incidentes desagradables o distracciones desafortunadas como la breve ocupación de una iglesia de La Habana por un grupo minoritario de disidentes.
El portavoz del Vaticano subrayó que el Papa va a Guanajuato no sólo porque es el único estado de México que no fue visitado por Juan Pablo II sino también porque jugó un papel destacado en la independencia del país. La misa será, de hecho, en el Parque del Bicentenario, construido para recordar el acontecimiento.
Guanajuato es el corazón geográfico de México y sede del gran monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, levantado en 1920, destruido en 1928 por el gobierno durante las Guerras Cristeras y reconstruido en una versión mucho mayor y elegante en 1944. La gran estatua de bronce tiene 20 metros de alto y pesa 300 toneladas. Su gesto de acogida con los brazos plenamente extendidos recuerda al «Cristo Redentor» de Río de Janeiro.
Los organizadores esperan unas 350.000 personas para la misa con el Papa a la que asistirán no sólo todos los obispos de México sino también los presidentes de todas las conferencias episcopales del continente, incluyendo Estados Unidos y Canadá. Benedicto XVI bendecirá copias exactas de la imagen de la Virgen de Guadalupe y regalará una a cada país. El padre Federico Lombardi recordó que el Papa no ha podido incluir en su programa una visita al santuario de Guadalupe porque los médicos no le permiten viajar a lugares de más de dos mil metros de altura como Ciudad de México.
Si el mensaje principal en México será de esperanza, el Santo Padre centrará su mensaje a Cuba en la caridad y la reconciliación. La independencia de Cuba fue muy tardía, por lo que el viaje celebra el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla.
El programa oficial no incluye un encuentro oficial con Fidel Castro, pero el portavoz del Vaticano recordó que «si lo desea, el Papa está disponible». No se esperan, en cambio, encuentros del Papa con disidentes como tampoco los hubo en el viaje de Juan Pablo II. Aun así, el Papa abordará el tema de los derechos de la persona no sólo en sus discursos sino también en el encuentro privado con Raúl Castro.
Los organizadores esperan unos 200.000 fieles en la misa de Santiago de Cuba y unos 600.000 en La Habana, la máxima capacidad que permiten, respectivamente, la Plaza Antonio Maceo y la Plaza de la Revolución.

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