CIUDAD DEL VATICANO, ENE 2005 (VIS).-En la primera audiencia general de este nuevo año, celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre recordó que en estos días «hemos contemplado el gran misterio del Nacimiento de Jesús, en el que Dios ha entrado definitivamente en la historia, ofreciendo la salvación a los hombres de todos los tiempos y lugares». «La fiesta de la Epifanía, que celebraremos, nos recuerda esta universalidad de la salvación: el Hijo de Dios, nacido en Belén, es adorado y reconocido por los Magos venidos desde el Oriente, representantes cualificados de toda la humanidad». Juan Pablo II subrayó que «el alegre mensaje de la salvación viene así proyectado desde el inicio hacia todos los pueblos del mundo. Confiamos este empeño misionero del pueblo cristiano a María, Madre de la Iglesia. Bajo su protección ponemos el año apenas comenzado, marcado con gran dolor por la dramática situación que están viviendo las poblaciones del sudeste asiático». «Que la Virgen Santísima interceda por el mundo entero. Se lo pedimos con las palabras del antiguo himno mariano que hemos escuchado al inicio de la audiencia: ¡Santa Madre del Redentor, Reina de la paz, socorre a tu pueblo, defiéndelo de todos los peligros, acompaña a la Iglesia en su camino hacia la Patria eterna. Amén!». Entre sus saludos en diferentes idiomas a las 5.000 personas presentes, el Papa se dirigió en polaco a los componentes del Círculo Deportivo «Cracovia», que celebra el centenario de su actividad, y al que, dijo, «he estado vinculado durante muchos años. Os deseo muchos éxitos en el campo del deporte y en el educativo». Ayer por la tarde, el Santo Padre había recibido en audiencia a los jugadores y técnicos del equipo de fútbol de Cracovia, que le regalaron una camiseta con el número uno, en la que estaba escrito Karol Wojtyla, como recuerdo de cuando jugaba como portero.

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