El 88% de los hermanos mayores declaró que gracias a ellos eran mejores personas.

 

El último estudio publicado en la  American Journal of Medical Genetics presenta unas estadísticas, que no por buenas dejan de ser sorprendentes.  El Dr. Brian G. Skotko coordinó un equipo que entrevistó a 2.400 padres sobre la relación con su hijo síndrome de Down: el 99% declaró que amaban a sus hijos, el 97% que se sentían orgullosos de ellos, el 79% que veían la vida de un modo mucho más positivo «por su culpa», el 5% se avergonzaba de ellos y el 4% se arrepentía de haberlos tenido.

Con los hermanos la cosa va por la misma línea, y casi todos los hermanos consideraban la relación con su hermano Síndrome de Down positiva y estimulante.

El 88% de los hermanos mayores declaró que gracias a ellos eran mejores personas.

Pero…, por desgracia este mensaje no llega a los médicos y a los padres. El Dr. Stotko opina que no se facilita una información completa a los responsables cuando se transmite únicamente los aspectos difíciles.                                                  

En algunos csos no se cuenta nada positivo acerca de los niños Down, llegando a ejercer una agobiante presión para asesinarlos. El resultado es que 9 de cada 10 niños con síndrome de Down son abortados. Es hora de que esos padres sepan que también están tirando a la basura su felicidad terrena. He estado buscando un estudio de satisfacción de los padres con los hijos en general y poder compararlo, no lo encontré, pero dudo que arroje mejores resultados.

Reproducimos por su interés el siguiente artículo de Juna Manuel de Prada:

 

Se llaman María y Roque. Hace unas pocas semanas, la amiocentesis reveló que Roque nacería, muy probablemente, con síndrome de Down; y a María la invitaron a abortar, la exhortaron a abortar, le auguraron una existencia infernal si no abortaba, incluso pretendieron pintarle el aborto como una solución misericordiosa para Roque, que entretanto seguía creciendo en su vientre, como un sigiloso milagro, como un carbunclo encendido que pugna por asomarse al mundo. Pero María se negó a abortar; halló la fortaleza necesaria en Ramón, su marido, que por las noches le susurraba letanías de ensimismado amor, mientras auscultaba de besos su vientre.

Y juntos decidieron de oír las palabras ofidias que les prometían alevosamente una vida tranquila si borraban el futuro de Roque, juntos decidieron acompañar contra viento y marea la gestación de Roque, juntos decidieron recibirlo con emocionada y absorta gratitud, como se reciben los dones más valiosos e irrepetibles, juntos decidieron acompañar su respiración, velar su respiración, sostenerse en su respiración frágil, apenas audible, que sin embargo se bastaba para exorcizar las zozobras, como una luciérnaga exorciza las sombras. Y contaron, con trémula y febril expectación, los días que restaban para que Roque abandonara su cálido refugio y alumbrase sus vidas para siempre.

María y Ramón acaban de saber que Roque nacerá sin síndrome de Down. Nacerá sano y fuerte, gracias a que sus padres decidieron recibirlo con alborozo, cuando les advertían que nacería débil y enfermo. Y la cámara de Álvaro Ybarra estaba allí para celebrar la esperanza, para celebrar el coraje de María y Ramón, que se abrazaron intrépida y escandalosamente a la vida, mientras la muerte deslizaba palabras ofidias.

 

JUAN MANUEL DE PRADA

En España está permitido y amparado por la ley, desde 1985 y con el apoyo de todos los partidos políticos parlamentarios, el aborto de un hijo que se presuma que pueda tener Síndrome de Down, sin que exista ninguna resposabilidad penal para nadie si luego se comprueba, como en la historia del artículo, que tal suposición que causó el aborto era falsa.



 

Ver:

Controvertido examen para Dwon

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *