El presidente de Argentina, Néstor Kirchner decidió ayer destituir al obispo castrense que había sido respaldado esta misma semana por la Santa Sede, por recurrir al Evangelio para cuestionar la actitud del Ministro de Salud, promotor de la despenalización del aborto y la distribución masiva de profilácticos. Hace casi un mes, el Gobierno Kirchner había solicitado a la Santa Sede la remoción del obispo por sus graves declaraciones, pero esta semana el nuncio apostólico Adriano Bernardini comunicó al ministro de Defensa, José Pampuro, que no encontraba en el derecho canónico «ningún argumento» para retirar del cargo a Baseotto. La respuesta a ese respaldo fue esperada. El presidente firmó dos decretos. En uno derogó el acuerdo que el poder ejecutivo había brindado al nombramiento del obispo, y por el otro suspendió el presupuesto que el Estado prevé para el mantenimiento de esa institución. Al conflicto con la Santa Sede se suma el que enfrenta el Gobierno con el Episcopado por el tratamiento en el Senado de un proyecto para ratificar una extensión del tratado de la ONU contra la discriminación de la mujer. La Iglesia lo considera una «puerta abierta al aborto como servicio público». El despido del obispo generó posturas encontradas en la Cámara alta.

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