(VIS).-Benedicto XVI recibió hoy a un grupo de peregrinos de la archidiócesis de Madrid (España), acompañados por el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela y los obispos auxiliares. El motivo de la visita era el final del tercer sínodo diocesano, cuyo tema ha sido: «La transmisión de la fe, vivida y realizada en comunión con la Iglesia». A lo largo de la asamblea sinodal, dijo el Papa, «la comunidad eclesial ha tomado conciencia de ser «familia en la fe», y «signo de unidad para toda la sociedad. (…) Es una comunidad católica, y católica quiere decir precisamente una asamblea abierta, depositaria de un mensaje con vocación universal, destinado a todo ser humano» que «peregrina hoy a Roma como signo de comunión con el sucesor de Pedro y, por tanto, con la Iglesia universal». «En una sociedad sedienta de auténticos valores humanos y que sufre tantas divisiones y fracturas -subrayó Benedicto XVI- la comunidad de los creyentes ha de ser portadora de la luz del Evangelio, con la certeza de que la caridad es ante todo comunicación de la verdad». «Con este fin, la Iglesia en Madrid quiere estar presente en todos los campos de la vida cotidiana, (…) porque el Espíritu nos impulsa a hacer llegar a cada hombre y cada mujer el Amor que Dios Padre mostró en Jesucristo. (…) Hay que ir hasta los confines de la sociedad para llevar a todos la luz del mensaje de Cristo sobre el sentido de la vida, de la familia y de la sociedad, llegando a las personas que viven en el desierto del abandono y de la pobreza, y amándoles con el Amor de Cristo Resucitado». «Siguiendo las pautas del Sínodo -concluyó- alimentaros espiritualmente con la oración y con una intensa vida sacramental; profundizad en el conocimiento personal de Cristo y caminad con todas vuestras fuerzas hacia la santidad, el «alto grado de vida cristiana», como decía el querido Juan Pablo II».

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