El Obispom fue enterrado en la catedral de Isiolo, entre su gente a la que amaba. El P. Eugenio Ferrari, misionero de la Consolata y Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias de Kenia ha declarado: «Un amor desinteresado pero que ha sido correspondido por la población local, como testimonia el flujo incesante de personas que le han rendido homenaje.» Agregó además: “Me ha impresionado particularmente ver tantos musulmanes que con lágrimas en los ojos tienen han desfilado en silencio ante los pobres restos mortales del Obispo». Mons. Locati era amado por todos. La fuerte presencia de musulmanes demuestra además que la trágica muerte del Obispo no tiene nada que ver con tensiones de tipo religioso y probablemente tampoco con cuestiones de carácter étnico y tribal.

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