Perú.- Frente a los desafíos de esta época, las parroquias no pueden ser islas, necesitan integrarse con su diócesis y promover la participación de los laicos y los movimientos eclesiales, explicó el Promotor de Justicia sustituto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica en la Santa Sede, Fray Nikolaus Schöch OFM, durante su visita al Perú.

En una entrevista difundida por el arzobispado de Lima, Fray Schöch señaló que «los sacerdotes que están ya en el ejercicio de su ministerio, parece que hoy sufren una excesiva dispersión en las crecientes actividades pastorales y, frente a la problemática de la sociedad y de la cultura contemporánea, se sienten impulsados a replantearse su estilo de vida y las prioridades de los trabajos pastorales, a la vez que notan, cada vez más, la necesidad de una formación permanente».

«La misma parroquia  —y a veces también la diócesis—,  aun teniendo autonomía propia, no puede ser una isla, especialmente en nuestro tiempo, en el que abundan los medios de trasporte y de comunicación. Las parroquias son órganos vivos del único Cuerpo de Cristo, la única Iglesia, en la que se acoge y se sirve tanto a los miembros de las comunidades locales, como a todos los que, por cualquier razón, afluyen a ella en un momento, que puede significar la actuación de la gracia de Dios en una conciencia y en una vida», agregó.

Asimismo, aclaró que «ningún párroco puede cumplir cabalmente su misión aislada o individualmente, sino tan sólo uniendo sus fuerzas con otros presbíteros, bajo la dirección de quienes están al frente de la Iglesia».

En este sentido, pidió «favorecer un especial esfuerzo de comprensión mutua y de ayuda recíproca, incluso las relaciones entre los presbíteros de más edad y los más jóvenes: unos y otros son igualmente necesarios para la comunidad cristiana y son apreciados por los obispos y el Papa».

También recordó que «el párroco no está obligado a realizar personalmente todas las actividades en la parroquia, sino a procurar que se realicen de manera oportuna, conforme a la recta doctrina y a la disciplina eclesial, en el seno de la parroquia, según las circunstancias y siempre bajo su responsabilidad».

«El sacerdote debe ayudar a los laicos a descubrir y a realizar su vocación específica en comunión con los demás fieles», agregó y explicó que «el apostolado de los laicos se desarrolla en buena parte en las asociaciones y movimientos que actúan en plena sintonía eclesial y en obediencia de las directivas de los pastores. Hay que promover y sostener las asociaciones de fieles».

«Sin embargo, debe evitarse en el tejido parroquial cualquier género de exclusivismo o de aislamiento por parte de grupos individuales. Tampoco faltan, dentro de la parroquia y de las asociaciones, peligros como la burocratización, el funcionalismo, el democratismo, la planificación que atiende más a la gestión que a la pastoral», advirtió.

El experto participó en las Jornadas de Formación permanente del clero de la arquidiócesis de Lima que abordaron diversas «Cuestiones de administración parroquial», desde el lunes 24 de agosto en la sede del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo de esta capital.

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