La Pontificia Academia para la Vida ha hecho un llamamiento para que «en esta fase de la historia, la protección de la vida se convierta en una prioridad absoluta»


La Pontificia Academia para la Vida del Vaticano ha censurado la decisión de Francia de inscribir explícitamente en su Constitución el derecho al aborto, convirtiéndose en el primer país del mundo en hacerlo, al señalar que no «puede existir el derecho a quitar la vida».

«En la era de los derechos humanos universales, no puede existir el derecho a quitar la vida humana», ha señalado el organismo instituido en 1988 por Juan Pablo II en un comunicado de apoyo a la posición de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF).

La CEF señaló el pasado 29 de febrero que «el aborto, que sigue siendo en su origen un atentado contra la vida, no puede contemplarse únicamente desde el ángulo de los derechos de la mujer». Asimismo, los obispos franceses lamentaron que el debate que se ha abierto en Francia «no haya abordado los mecanismos de apoyo de que disponen quienes desean conservar a su hijo», informa Ep.

Por su parte, la Pontificia Academia para la Vida ha hecho un llamamiento a todos los líderes políticos y tradiciones religiosas para que hagan todo lo posible para que, «en esta fase de la historia, la protección de la vida se convierta en una prioridad absoluta, con medidas concretas en favor de la paz y la justicia social, con medidas eficaces para el acceso universal a los recursos, a la educación y a la salud».

«Las situaciones particulares de la vida y los contextos difíciles y dramáticos de nuestro tiempo deben abordarse sobre la base de un derecho que tenga como objetivo, ante todo, la protección de los más débiles y vulnerables», han asegurado desde el departamento del Vaticano que estudia los principales problemas de biomedicina y derecho, relativos a la promoción y a la defensa de la vida desde una perspectiva católica.

Para el organismo que preside el arzobispo italiano, Vincenzo Paglia, la «protección de la vida» es el objetivo primordial de la humanidad y sólo puede desarrollarse «en un mundo libre de conflictos, donde la ciencia, la técnica y la industria estén al servicio de la persona humana y de la fraternidad».

Asimismo, han recordado las palabras del Papa durante la audiencia general del 25 de marzo de 2020 cuando argumentó que para la Iglesia católica, la defensa de la vida «no es una ideología», sino una realidad humana que afecta a todos los cristianos, precisamente por ser cristianos y por ser humanos».

«Se trata de una acción cultural y educativa para transmitir a las generaciones futuras la aptitud para la solidaridad, el cuidado y la acogida, sabiendo que la cultura de la vida no es patrimonio exclusivo de los cristianos, sino que pertenece a todos aquellos que, trabajando en la construcción de relaciones fraternas, reconocen el valor de cada persona, incluso cuando es frágil y sufre», señaló Francisco en aquella ocasión.

La Conferencia Episcopal Francesa pide a los fieles ayunar y rezar ante la consagración constitucional del aborto
La presidencia de la Conferencia Episcopal Francesa ha hecho público un comunicado en el que apoya «el llamamiento al ayuno y a la oración lanzado por varias asociaciones católicas con motivo de la votación en el Congreso de los Diputados de la enmienda constitucional que consagra el aborto en la Constitución». Mons. Marc Aillet, obispo de Bayona, asegura que la clase política de su país no tiene conciencia ética.


Ayuno y Oración frente al Aborto

Comunicado de la presidencia de la Conferencia Episcopal Francesa:

Llamamiento con motivo de la votación por el Parlamento en el Congreso de la enmienda constitucional que consagra el aborto en la Constitución :

La Presidencia del CEF transmite el llamamiento al ayuno y a la oración lanzado por varias asociaciones católicas con motivo de la votación en el Congreso de los Diputados de la enmienda constitucional que consagra el aborto en la Constitución.

Este lunes 4 de marzo de 2024, la Asamblea Nacional y el Senado reunidos en el Congreso están llamados a votar sobre la modificación de la Constitución francesa para incluir la garantía del acceso al aborto. Nuestro país habría hecho méritos si en su lugar hubiera incluido la promoción de los derechos de las mujeres y los niños. De todos los países de Europa, incluso de Europa Occidental, Francia es el único en el que el número de abortos no disminuye, sino que ha aumentado en los dos últimos años. Muchos de nuestros parlamentarios votarán sin duda a favor de este texto con la convicción de que refuerzan un derecho esencial; algunos, bastantes en realidad, votarán avergonzados y bajo presión.

Como Presidente y Vicepresidentes de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF), nos complace hacer nuestro el llamamiento de varios movimientos católicos a ayunar y rezar.

Como católicos, siempre tendremos que seguir siendo servidores de la vida de unos y otros, desde la concepción hasta la muerte, artesanos del respeto a todo ser humano que es siempre un don para todos los demás, apoyar a quienes optan por conservar a su hijo incluso en situaciones difíciles -y buscamos nuevas formas de hacerlo- y rodear a quienes han recurrido al aborto de nuestro respeto y compasión. Pidamos con humildad y seriedad esta gracia. Sobre todo, recemos para que nuestros conciudadanos redescubran el gusto por la vida, por darla, recibirla, acompañarla, y tener y criar hijos.

La Presidencia de la Conferencia Episcopal Francesa
Mons. Éric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims, presidente de la CEF
Mons. Vincent Jordy, arzobispo de Tours, vicepresidente de la CEF
Mons. Dominique Blanchet, obispo de Créteil, Vicepresidente de la CEF


Varios obispos franceses han emitido comunicados particulares sobre este mismo asunto. Entre ellos, Mons. Marc Aillet, obispo de Bayona, que denuncia la falta de conciencia ética de la clase política francesa:

«Francia, que ya ostenta el triste récord de la cantidad anual de abortos (233,000 en 2022), será uno de los primeros países en incluir el aborto en la Constitución como un derecho fundamental, una actuación que seguramente debería avergonzarnos. ¿La clase política carece tanto de conciencia ética como para llegar a un resultado tan lamentable? ¿Los diputados y senadores se dejarán interpelar por las fuertes palabras de San Juan Pablo II: «Cuando una mayoría parlamentaria o social decreta la legitimidad de la supresión de la vida humana aún no nacida, incluso bajo ciertas condiciones, ¿no toma una decisión ‘tiránica’ hacia el ser humano más débil y desprotegido? La conciencia universal reacciona justamente ante crímenes contra la humanidad que nuestro siglo ha experimentado tristemente. ¿Dejarían de ser crímenes si, en lugar de ser cometidos por tiranos sin escrúpulos, fueran legitimados por el asentimiento popular?» (Evangelium Vitae n. 70).

Y añade:

«Lo que se presenta como una victoria de los derechos de las mujeres es en realidad un nuevo atentado contra la vida humana en su inicio, es decir, un «crimen abominable» (Concilio Vaticano II), el «asesinato deliberado de una persona humana inocente», como lo recordó con fuerza el Papa San Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae».

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