Aunque no hay buenos pronósticos ante la Cámara de Diputados. La ebullición de la Cámara Alta de las primeras horas de la tarde se tornó en satisfacción para unos –el PP y CiU– y caras largas para otros –el resto–. El pleno del Senado vetó ayer la ley de matrimonios homosexuales con el apoyo del Grupo Popular, de cuatro senadores de CiU y del del Partido Aragonés. El resultado de la votación fue: 131 votos a favor del veto, 119 en contra y dos abstenciones – dos de Convergencia i Uniò–. Las ausencias también contribuyeron a que la balanza se decantara hacia el lado de los que creen que no se pueden regular de la misma manera dos realidades diferentes. Los escaños de Francisco Vázquez, alcalde de La Coruña, Mercedes Aroz, senadora por Entesa Catalana de Progrés, Juan José Laborda, del PSOE y de otros dos parlamentarios de Coalición Canaria, Ricardo Melchor y José Luis Perestelo, permanecieron vacios. Hasta ayer, el Partido Popular, que también se opone a que las parejas homosexuales se puedan casar, contaba con sus 126 senadores y con el de Unió, Jordi Casas. Al pleno del Senado se presentaban dos vetos: el de Casas y el del PP. Casas explicó, para defender su propuesta, que «un modelo distinto de pareja exige una regulación distinta», y aseguró que lo que constituye una discriminación es «tratar del mismo modo dos realidades que son distintas». El veto presentado por el Grupo Parlamentario Popular fue defendido por la senadora Rosa Vindel. Tras reiterar que su grupo «no va en contra de nadie», señaló que «la institución del matrimonio es sólo para el hombre y la mujer», como también debe serlo la adopción. La senadora se preguntó, además, «por qué no se acepta la libertad de conciencia», en alusión a los funcionarios públicos no quieran casar a parejas del mismo sexo. Al final sólo se votó el veto presentado por Unió pues, al ser aprobado, no se produjo una segunda votación. El veto contó con el apoyo del senador del Partido Aragonés (PAR) José María Mur, quien explicó que consideraba esa opción porque, si bien apuesta por dar a las parejas de homosexuales todos los derechos que la ley prevé, estima necesario que el Gobierno revise «su empecinamiento» en llamar matrimonio a esas uniones. En su intervención en el pleno de la Cámara Alta se mostró tajante: «no se puede hacer igual jurídicamente lo que naturalmente no lo es». Ayer, tres de los senadores de CiU que, al igual que los del PNV, contaban con libertad de voto, anunciaron que se sumarían al voto en contra del proyecto. El Grupo Parlamentario de CiU en el Senado anunció que tres de sus miembros votarían a favor del veto presentado en la Cámara Alta en contra del proyecto de Ley que reconoce el matrimonio entre homosexuales. Acabaron siendo cuatro.

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