“Juan Pablo II fue llamado el Grande con toda razón”: con estas palabras el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez puso fin el sábado en la basílica de San Pedro a nueve días de misas y luto oficial en memoria de Juan Pablo II. «Expresamos nuestra gratitud y veneración porque él nos acompañó en una parte de nuestra peregrinación por la tierra (…) Fue un siervo fiel del Señor, que ofreció su vida e hizo de Jesús el centro de su existencia», aseguró el cardenal. En esta última misa del novenario, la basílica de San Pedro registró una afluencia mucho mayor que la de los días anteriores. Centenares de fieles venidos de diferentes rincones del mundo y abundantes religiosas, sacerdotes y obispos participaron en la última ceremonia fúnebre en memoria de Juan Pablo II. La misa, a la que asistieron también los más de 140 purpurados del colegio cardenalicio reunido en estos días en Roma para preparar el Cónclave que comienza el lunes, estuvo inundada de una gran emoción y solemnidad. Juan Pablo II fue un ejemplo sacerdotal, un hombre con un corazón muy similar al de Jesucristo», aseguró el Cardenal Medina Estévez. Centenares de fieles italianos, asiduos del Vaticano, han asistido a este novenario desde el principio hasta el final y son los que más parecen sufrir este extraño estado de sede vacante que pronto llegará a su fin.

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