«Un enigma insoluble es lo contrario de una revelación», comenta el P. Alfredo Sáenz S.J. en el prólogo del libro «El Apokalipsis de San Juan» del P. Leonardo Castellani S.J

 

 

La cabeza herida de la bestia fue el imperio romano.

La hirió la Cristiandad y la ha curado la anticristiandad.

La bestia es también un octavo rey que es de los siete.

En eso estamos.

 

Guía para la interpretación de los símbolos del Apocalipsis

 

Según el libro «El Apokalipsis de San Juan” del P. Leonardo Castellani S.J.

publicado por Ediciones Vortice en Buenos Aires

 

(En España ha sido publicado por HOMOLEGENS, ISBM 978-84-92518-52-4. Ahora puede adquirirse en Troa Librerías, Barcelona)

 

Al ver mis trabajos sobre el simbolismo escondido en la estructura poética y numérica del Apocalipsis de San Juan, muchos me han pedido que escriba una guía para la interpretación de los símbolos del Apocalipsis.

Nunca me atreví a ello. Sólo les decía lo que me parecía,mis notas,  sobre lo que me preguntaban. Tenía libros y artículos que iba meditando. Todos decían cosas interesantes y, a veces, contradictorias hasta en el mismo libro.

Ahora puedo hacerlo, no porque yo haya llegado a mi «síntesis de madurez», sino porque he hallado el libro que es la del Padre Leonardo Castellani S.J., «El Apokalipsis de San Juan». Para que a otros pueda hacer el bien que me ha hecho a mí, de él transcribo resumiendo, al pie de la letra si puedo.

«Un enigma insoluble es lo contrario de una revelación», comenta el P. Alfredo Sáenz S.J. en el prólogo del libro «El Apokalipsis de San Juan» del P. Leonardo Castellani S.J., al cual, el mismo autor, gustaba señalar como «el mejor de los suyos”.

 

Las cartas a las siete iglesias

 

Efeso

Efeso significa ímpetu. Representa la primera edad de la Iglesia, la Iglesia Apostólica, hasta Nerón

 

Esmyrna

Es la edad de las persecuciones, desde Nerón a Diocleciano. Smyrna en griego significa mirra, símbolo en la ESCRITURA de dolores corporales y de embalsamamiento

 

Pérgamo

Por los libros. Pergamino. Es la Iglesia de los Doctores y de las Herejías, hasta Carlomagno

 

Thyatira

Thyatira (triunfo) es la Iglesia del Dominio, desde Carlomagno hasta Carlos V de Alemania y I de España

 

Sardes

Sardes  (sardio, sardónica, riqueza) es la edad llamada del Renacimiento, desde Carlos V hasta la Revolución Francesa; o bien hasta nuestros días, Elijan. Yo no lo sé simplemente, para qué voy a mentir. Sardes, capital del reino de Lydia, era proverbial en la antigüedad por sus riquezas: el nombre de su rey Creso, todavía se usa hoy día para designar a los multimillonarios.

 

Filadelfia

Es la Iglesia de la Parusía; quizás esta misma época de la «era atómica». Lo que caracteriza a la epístola a Filadelfia -que significa amor a los hermanos– son dos cosas bien gordas y claras: la conversión de los judíos y la inminencia de la Tentación Mundial; al final della se halla la frase típica: «vengo pronto» y la mención de la «Jerusalén Nueva», que es el final del APOKALIPSIS.

 

Laodicea

En nuestra interpretación, Laodicea no puede ser sino la Iglesia de los Mil Años, o sea, desde el retorno de Cristo hasta el Juicio Final.

 

Los siete sellos

 

Divididos en 4 + 2 + 1 con dos visiones parciales interpuestas entre el Sexto y Séptimo significan las ascensión de la Iglesia desde los Apóstoles y su brusca caída ( o Kali-Yuga) en los tiempos parusíacos.

 

Primer Sello

Es la Monarquía Cristiana desde Constantino a Carlos V de Alemania, «Emperador de Occidente». Algunos intérpretes identifican este Caballo con el Jinete Blanco que cabalga armado y terrible en Ap. 19,11-14, que es indudablemente Jesucristo Juez. Ineptamente. En lo único que se parecen es en el Caballo; todo lo demás difiere.

 

Segundo Sello

Quitada la Monarquía Cristiana vienen los tiempos de la «guerra y rumores [o preparativos] de guerra» que dice Jesucristo «es el principio de los dolores de parto, pero todavía no es el fin»: los «tiempos oscuros» en que la guerra se vuelve «institución permanente de la humanidad» en palabras de Benedicto XV en el año 1916.

 

Tercer Sello

También todos los exegetas ven aquí la Carestía, llamada ahora «Postguerra». Un denario (dólar) era el salario diario de un obrero; quiere decir que ganarán lo justo para mantenerse: característica del capitalismo actual. A esto llaman ahora crisis o crack; que los entendidos dicen es periódicamente necesaria en el Capitalismo, como un reajuste; o sea venganza de la realidad contra un sistema amañado.

 

Cuarto Sello

El principio de los dolores es la guerra, dijo Cristo, más el fin es la Persecución, la última persecución. Satán está en ancas del Jinete, cuyo nombre es Muerte: las persecuciones son satánicas, los perseguidores de la Iglesia son demoníacos: tratan de dar muerte al alma dando muerte al cuerpo incluso; con las fieras del Anfiteatro en tiempos de Nerón. Juan las vio. El hambre sigue a la guerra, la peste sigue al hambre. Este Caballo resume los males anteriores y añade otro nuevo.

 

Quinto Sello

Evidentemente prolonga el cuadro anterior de la persecución ya por venir. «Las almas de debajo del altar», porque allí corría la sangre de los sacrificios; y los hebreos creían, no sin perspicacia, que en la sangre está el alma.

 

Sexto Sello

Es el Advenimiento. Todos los Profetas -y San Juan no una vez sola- usan esa simbología meteorológica para designarlo. El Sexto Sello designa evidentemente la Parusía o sus comienzos.

 

Séptimo Sello

El «Silencio» por media hora es un breve espacio de paz y calma para la Iglesia, espacio de una generación o menos; y responde al cuadro anterior de la Signación de los Elegidos. Después el ruido de las olas del mar mundano secará a los hombres de temor. Esta interpretación es de Victoria, San Beda Venerable, San Alberto Magno y los medievales en general; precedidos por Andrés de Cesarea en el siglo VI.

Juan se detiene y recapitula; se abre en una visión retrospectiva más detallada de las causas históricas de la Parusía, las Siete Tubas; o sea el Tercer Septenario del APOKALIPSIS. Este proceder es constante en Juan, como notaron desde el principio los intérpretes: «al llegar al Séptimo se detiene y recapitula», notó ya el Mártir Victorino en el siglo II; en el primer comentario que nos ha llegado, aunque no el primero que fue hecho.

 

Las siete trompetas

 

El P. Castellani las llama tubas. Dice que significan las grandes herejías; son cambios de frente -que los antiguos indicaban con toques de trompas- en la historia de la humanidad, religiosamente contemplada.

 

Primera tuba

Es la herejía arriana

 

Segunda tuba

Es la herejía de Mahoma

 

Tercera tuba

Es el cisma de Focio y Miguel Cerulario

 

Cuarta tuba

Es la falsa reforma o protestantismo

 

Quinta tuba

Son los llamados filósofos del XVIII -y de ahora-. «cinco meses de años»; de la Revolución Francesa a la Gran Guerra del 39, son justo 150 años, del poderío de «las langostas».

 

Sexta tuba

Es la guerra de los continentes; repetida más adelante en la sexta redoma de la ira de Dios

Los dos testigos son: o bien Enoch y Elías o bien dos jefes religiosos cabezas de los cristianos y de los judíos.

 

Séptima tuba

Indudablemente indica la Parusía, como en todos los septenarios

 

La Mujer Coronada

Es o bien la Virgen Santísima, o la Iglesia, o Israel, el «Israel de Dios»: no hay otras exégesis posibles. No conviene simplemente ni con María Santísima ni con la Iglesia; aunque en cierto modo sí; por lo cual la Liturgia lee este pasaje figurativamente en la fiesta de la Virgen; y los pintores cristianos representaron con este símbolo la Inmaculada Concepción.

 

La Fiera del mar

Es la última Fiera de Daniel, en Capítulo VII. Es el Anticristo según los intérpretes, antiguos y modernos. El «restaurador del Imperio de Augusto» en forma proterva, inteligencia común de todos los Santos Padres; el fundador y beneficiario de una nefanda religión falsificada.

 

La Fiera de la tierra

El otro seductor y tirano del mundo, que más tarde Juan llamará el «Pseudoprofeta», tiene un carácter religioso: «semejante al Cordero» y surge de la Tierra-firme, la Religión; no como la otra, del Mar, del mundo mundano. Y esta fiera es la que hizo que todo el mundo adorara a la Otra. Un poder religioso, un falso profeta, un «mago» ilusionista o técnico: exégesis unánime, puesto que está claro en el texto; sólo que algunos no ven un hombre personal, sino un cuerpo colectivo, como los sacerdotes paganos, propagandistas de la religión del César.

 

Las siete copas

El P. Castellani las llama «redomas», dice que las llamaría «fialas» y que significan bien manifiesto las calamidades de los últimos tiempos, castigo de Dios a la Gran Apostasía.

 

Primera copa

Significa la sífilis vuelta endémica

 

Segunda copa

Significa el ensangrentamiento de las relaciones internacionales

 

Tercera copa

Significa la corrupción y perversión de la cultura

 

Cuarta copa

Significa los daños y las amenazas de la técnica moderna

 

Quinta copa

Significa la confusión e impotencia política de los gobernantes

 

Sexta copa

Significa la caída de la barrera que protegía Europa de Asia; y las tres ranas son tres herejías: nominatin, el liberalismo, el comunismo y el modernismo o naturalismo religioso.

 

Séptima copa

Es la Parusía, precedida -por transición literaria- por la caída de Babilonia, la Urbe Capitalista

 

La Gran Ramera

Esta visión la explica el Angel mismo de la Profecía.

 

El juicio de Babilonia

La Ramera es pintada como ciudad mercantil y fenicia, abastada de lujos, que señorea por el poder del dinero, y el dominio del mar, que vende esclavos, y esclaviza incluso a las almas. Como luego se añade el treno de los capitanes de navío, parece indicarse un puerto de mar. Yo no diré que esta civilización donde estamos -y llaman «civilización cristiana» sus defensores- sea todo mala. Hay heladeras, hay licuadoras, hay agencias de detectives privados, novelas policíacas y otras muchas cosas que son buenas, sabiéndolas usar. Pero esta civilización que estamos está podrida de médula. Ella es, como dicen sus áseclas en otro sentido, una civilización ¡bestial!

 

El Reino Milenario

Y vi un Angel descendiendo del cielo

Trayendo la llave del Abismo

Y una gran cadena en la mano –

Y aprehendió al Dragón

La antigua serpiente

Que es el diablo y Satanás –

Y lo ató mil años

Y lo arrojó al Abismo –

Y cerró y selló sobre el Abismo

Para que no engañe ya a las Gentes

Hasta que se cumplan mil años –

Después desto será preciso

Soltarlo por breve tiempo –

Y vi sedes y sedieron sobre ellas

Y potestad regia les fue dada –

Y las almas de los degollados

Por el testimonio de Jesús

Y por el Verbo de Dios –

Que no se arrodillaron a la Fiera

Ni a su imagen

Ni llevaron su marka

Sobre su frente y su mano dellos

REVIVIERON –

Y reinaron con Cristo mil años –

Y los demás de los muertos

NO REVIVIERON

Hasta cumplidos los mil años –

Esta es la Resurrección PRIMERA

Dichoso y santo el que tiene parte

En la Resurrección PRIMERA

Sobre de estos no tiene poder

La muerte segunda

Más serán sacerdotes del Dios

Y del Cristo

Y reinarán con Él mil años.

 

Este es el tan controvertido Capítulo XX del Reino Milenario. Yo prefiero por muchas y muy válidas razones su interpretación literal: es decir, que esto que arriba está dicho, así se cumplirá tal cual; de modo que leerlo basta, y huelgan las explicaciones.

 

(En la página 304 de la edición de HOMOLEGENS de «El Apokalipsis de San Juan» del P. Leonardo Castellani hay una nota que el propio autor añadió en un ejemplar de otra edición anterior que dice:

El llamado «milenismo» consiste esencialmente en establecer dos resurrecciones separadas por un largo período (mil años); y esos mil años son el Juicio Final).

 

La Segunda Venida, o el Retorno Parusíaco, debe ser deseado y pedido.

 

La Nueva Jerusalén

La Nueva Jerusalén es simplemente el mundo de los Resucitados.

La historia de la humanidad se mueve entre la confusión de Babel y la armonía perfecta (aspiración indeleble de la creación, que no por nada procede de un UnoTrino) de la Nueva Jerusalén; que están en el primero y el último de los Libros. El Anticristo usurpará simplemente este ideal de unidad del género humano en la institución perversa de su Imperio Universal; pues sólo Cristo es el centro de la Historia y el verdadero principio de unidad del Universo.

 

Ver: Benedicto XVI, Pentecostés y Babel

En la homilía de la vigilia pascual del Sábado Santo, 11 de abril de 2009, Su Santidad Benedicto XVI explicó el significado del «ya no habrá mar» Ap 21,1 y mostró la semejanza del cántico de Moisés entre el Exodo 14,31 y Apocalipsis 15,2ss.

 

«Si estalla la tercera guerra mundial (y la última), la cuestión debatida será rotundamente si se debe hacer el paraíso en la tierra sin contar con la otra vida o si se debe contar con la otra vida para hacer el paraíso en la tierra.

Son dos herejías que luchan entre sí: porque la verdad cristiana es que no se puede hacer de ningún modo el paraíso aquí sino solamente en la otra vida -con un pálido reflejo aquí: el reflejo del Sermón de la Montaña».

 

LEONARDO CASTELLANI Th. D. «Psicología Humana», Ediciones Jauja ISBN 987-95078-27

Alguno dirá: Castellani escribió esto en tiempos de la guerra fría, considerando que occidente contaba con la otra vida y oriente no. Ahora ya no hay guerra fría y no puede calentarse. Pues yo diría: la bestia y el falso profeta siguen estando presentes, y podría ser que se hubieran invertido los papeles. Ahora sería oriente el que contaría con la otra vida y occiente no, pero la frase del P. Castellani sigue en pie. Tengamos en cuenta que la sexta copa se derrama sobre el Eúfrates y se secan sus aguas para preparar el camino a los reyes del sol naciente.

«De esta lucha en la que estamos, de esta pérdida de poder de los dioses, de esta caída de los falsos dioses, que caen porque no son divinidades, sino poderes que destruyen el mundo, habla el Apocalipsis en el capítulo 12, también con una imagen misteriosa, para la cual, me parece, hay con todo distintas interpretaciones bellas. Se dice que el dragón pone un gran río de agua contra la mujer que huye para arrastrarla. Y parece inevitable que la mujer sea ahogada en este río. Pero la buena tierra absorbe este río y éste no puede hacer daño. Yo creo que el río es fácilmente interpretable: son estas corrientes que dominan a todos y que quieren hacer desaparecer la fe de la Iglesia, la cual ya no parece tener sitio ante la fuerza de estas corrientes que se imponen como la única racionalidad, como la única forma de vivir. Y la tierra que absorbe estas corrientes es la fe de los sencillos, que no se deja arrastrar por estos ríos y salva a la Madre y al Hijo. Por ello el Salmo dice – el primer salmo de la Hora Media – que la fe de los sencillos es la verdadera sabiduría (cfr Sal 118,130). Esta sabiduría verdadera de la fe sencilla, que no se deja devorar por las aguas, es la fuerza de la Iglesia».

 

Meditación durante la primera Congregación General de la Asamblea para Oriente Medio del Sínodo de los obispos (11 de octubre de 2010)

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